domingo, 29 de mayo de 2011

La Despedida

Se dice que una “Despedida” es el momento en el que una o varias personas se separan y se intercambian muestras de afecto o cortesía. Estás pueden ser tristes o alegres, de acuerdo al sentimiento que genere la acción: partida, viaje, muerte, fin de una relación (amorosa, laboral, etc.). A mi en lo personal me ha tocado soltar amarras y experimentar muchas despedidas a lo largo de mi vida, y con conocimiento de causa, puedo decirles que de todas he aprendido algo, motivo por el cual, hoy les comparto algunas frases, poesías y escritos relacionados a este tema.
Cariños,
Ama



El pesar de la despedida por padme-aral.blogspot.com

No hace mucho que una idea comenzó a rondarme. ¿Y si fuéramos capaces de hacer saber a cada una de las personas que nos rodean, lo que sentimos exactamente hacia ellas? Y hacerlo de manera que no alberguen ninguna duda al respecto.
Supongo que en el pesar de la despedida, una parte y quizá la mas grande, de aquello que nos duele, tiene su origen en los continuos reproches… Y si… le hubiera dicho, Y si… no le hubiera negado aquel beso…. De manera que si en vida, o en la convivencia cercana, nos mostramos tal como somos de manera transparente, y despejamos las dudas respecto a nuestros sentimientos, es fácil que ante una separación, nuestro ánimo permanezca más tranquilo y sosegado.
Y avanzando en esta idea, comprendí un poco más a cerca del desapego que tanta importancia tiene en la filosofía budista. En nuestras vidas, así como en nuestras relaciones, desarrollamos de manera inconsciente un apego que nos mantiene atado, e impide nuestra libertad y pleno desarrollo personal.
Que bonito sería en una relación de pareja, entregarse plenamente, sin tener en cuenta ningún aspecto o comportamiento que nos corresponda. Si no dar por entero todo aquello que sentimos hacia la pareja, independientemente de su actitud. Sin embargo enseguida entramos en una dinámica de comparaciones, de contrastes y reproches:
Anda si yo… y ella…, pues pronto se la ha olvidado, Y otra vez me toca llamarla…
Pero ya no es sólo quedarnos en tales comparaciones. Si no comprender que nada esta sujeto, que todo es efímero, y que si damos la razón a las nuevas teorías de física quántica, nada existe. Así que hoy aprovechando que estamos aquí, y que nos acompañan ciertas personas, que menos por nuestra parte, que ser tal como somos, sin restricciones, sin condiciones, transparentes. Y ofrecer de igual manera nuestros sentimientos, y nuestras virtudes. Y además sabiendo que no podemos caer en el apego. Quizá la figura del apego resulte complicada de entender. Es como una condición que pedimos, algo que se da de manera implícita en las relaciones personales: “Sí, somos amigos, o novios, o lo que toque ser. Yo te doy esto, esto y esto, y además no te mido, ni espero nada de ti, porque es lo que siento y así te lo ofrezco, con libertad. Pero a cambio tú estás ahí, permanentemente, sin marchar a otro país a trabajar, sin morirte nunca, siempre presente porque yo he creado una dependencia sobre ti, y echaría mucho en falta tu ausencia. Y de ser así sentiría un gran dolor y una gran pena”.
Siendo el desapego todo lo contrario, esa entrega en plena libertad de todo aquello que somos, sin restricciones ni condiciones, sin exigencias, sino simplemente bajo el lema: “Esto es lo que soy, y lo que siento. Así me entrego y nada pido a cambio”.
Es quizá la parte más complicada del desarrollo personal que tanto defienden algunas filosofías orientales y religiones. Pero a mí personalmente me parece la forma de amor, más grande y sublime. Y de la misma manera creo que es un paso más hacia una forma de vida más plena, más armoniosa en la medida que te permite adaptarte a los caprichos del destino, sin limitar a nadie, sin poner condiciones a nadie. Y menos a ti mismo.



FRASES

1.    En el acto de dejar atrás hay que salir al encuentro y cada adiós oculta silenciosamente una bienvenida. La existencia es tan sólo una mezcla extraña de finales y principios, y las despedidas, son mucho más un tema de la vida que de la muerte. Es por eso que no estás solo, que avanzas día y noche acompañada del que ya no esta y que ha dejado su marca en el camino, ya que seguramente encontró el verdadero sentido de haberlo recorrido.


2.     No me pongo triste ante una despedida. Una despedida es necesaria para volver a reencontrarse. Y un reencuentro, después de un momento o después de toda una vida llena de amor, es algo, que entre tú y yo, simplemente será inevitable.

3.     Ojala que te acompañe mi silencio. Y jamás me necesites, 
pues mi amor se fue a volar. 
Ojalá que no se muera en el intento. Éste comenzar de nuevo y poder recuperar 
mi reflejo y mi destino. La confianza que me he dado
 para volver a empezar.

4.     Cada vez que me despido de ti me muero por dentro. Y cada vez que me reencuentro contigo, siento que estoy en el cielo.

5.     Sólo en la agonía de despedirnos somos capaces de comprender la profundidad de nuestro amor. George Eliot

6.     Se despidieron y en el adiós ya estaba la bienvenida. Mario Benedetti

7.     ¿Por qué sólo se tarda un minuto en decir hola, y toda una vida en decir adiós?

8.     No me resigno a dar la despedida a tal altivo y firme sentimiento que tanto impulso y luz diera a mi vida.

9.     Oficio que no sustenta tu vida, dale despedida.

10. Qué triste es la despedida, cuando aun existe amor. No puede cerrar la herida, se desangra el corazón.
 No se sabe a dónde ir, y se pierde la razón,
 se acaban las ilusiones… Ya no hay a quien darle amor.

11. El amor es como los huéspedes. Lo que importa no es creer en ellos, sino saberlos recibir cuando se presentan, aprovecharlos mientras están, y despedirlos con cortesía cuando se marchan.

12. El que mucho se despide, pocas ganas tiene de irse.





POEMA DE LA DESPEDIDA de José Ángel Buesa

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.




Despedida en desamor

Fue ayer cuando te dije hola, y hoy debo decirte adiós.
Fue ayer cuando me maltratabas, hoy me pides perdón.
Quieres curar mis heridas, llamarme, volver a verme.
En tus manos estaba ahorrarte la pena de perderme.
No sé que contestar a tus llantos, a tu arrepentimiento.
Soy otra, distinta a aquella niña que creía en tu lamento.
Los pañuelos, dicen, cuentan las lágrimas de una mujer.
Pero este tiene mil y un agujeros, lo has tenido a maltraer.

Todas las despedidas son tristes, una pequeña muerte.
Pero ésta no tendrá velorio, hasta pronto, buena suerte.
No me digas que soy indiferente, malévola, hostil y fría.
Mi corazón late, pero mi alma se ha dado por vencida.




El Adiós más Difícil por Brenda Berenice Camacho Lara

Perdón por otro día, igual
 creo que aun no comprendo 
lo qué es una separación. Sé que nos dejamos 
y que no habrá marcha atrás,
 tú seguirás tu camino 
y yo me quedaré aquí.

Eran más mis sueños,
 eran más mis ilusiones,
 todo para mí lo eras tú, pero jamás lo viste así, 
creíste que soñar era cosa
 fácil; ahora date cuenta
 que dejaste ir lo mejor.

Te deseo una buena vida 
con esa a la que llamas amor, 
pronto estarás rodeado de sueños 
e ilusión, y vendrá a tu
 pensamiento el recuerdo de mi amor.








¡Adios! por Alfonsina Storni


Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!

Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!

¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!

¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!

¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
¿de llagas infectas? ¡cúbrete de mal!...
¡Qué todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquietas mi afán!

¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
    las cosas celestes que no vuelven más! ...





Sin decir adiós por Blanca Mateos



Sin decir adiós
se alejaron

como hojas secas
que dan paso al viento

sin decir adiós
se detuvieron

como carátulas insulsas
que desperdicia el tiempo

sin decir adiós
se fueron

a dónde

posiblemente al infierno.





Palabras por Amarilis Irigoyen


Lorel sintió el roce del agua sobre su cabeza. Intensa, fresca. Empezó a tallarse el cuerpo. Las palabras de amor que aún permanecían impregnadas en su piel iban lentamente desapareciendo, unas más rápido que otras. Le enternecía ver a aquéllas que todavía se hallaban adheridas a sus pezones,  luchando por no abandonarlos. Con un movimiento delicado, las hizo desplazarse hacía su vientre; allí se detuvieron por un instante para, finalmente, caer al despeñadero y proseguir su camino.
Con el pelo empapado de serenidad, dio una última mirada a la coladera: “Por fin se han ido”. A Lorel no le gustaban las despedidas.





















No hay comentarios:

Publicar un comentario