lunes, 8 de julio de 2013

Paradoja de la Predestinación (destino) vs. Libre albedrío


Dice un psiquiatra muy famoso, llamado Brian Weiss, que aunque todos los seres humanos tenemos un plan vital “destinado y escrito”, también disponemos del libre albedrío, de tal modo que nuestras vidas, y la de los que nos rodean, se ven afectadas por las elecciones que hacemos mientras experimentamos esta existencia dentro de este estado físico en el que estamos aquí y ahora. Destino y libre albedrío coexisten e interactúan constantemente sin estorbarse, ya que se complementan dentro del círculo de la vida. Está escrito en los cabellos de nuestra cabeza; en las estrellas del firmamento; en los padres que tenemos; en el número de hermanos; en nuestro nombre propio; en el día de la muerte; en el día del nacimiento; en los hijos que tendremos. ¿Entonces?…

Esto me recuerda la obra: Macbeth, escrita por William Shakespeare. Ésta es una historia de asesinato y culpa, pero una de las preguntas centrales más polémicas incluye el destino contra la acción: ¿El final de Macbeth está "destinado" a suceder, o sus elecciones causan su caída? En las escenas de apertura, Macbeth y Banquo se cruzan a las tres brujas, o las "hermanas raras", que profetizan que Macbeth se convertirá primero en el Barón de Cawdor y luego en Rey. Macbeth al principio duda de las hermanas, pero luego se entera de que se convirtió en el Barón de Cawdor por casualidad y se pregunta si la profecía de él, de convertirse en Rey, se volverá realidad. A través del argumento uno se puede cuestionar si las hermanas raras hicieron la profecía y causaron las acciones de Macbeth al colocar las semillas de una carnicería en su mente, o si las elecciones de Macbeth fueron libres, lo que lo hace responsable por éstas. Puesto de manera simple, ¿son las brujas responsables de las acciones de Macbeth, o lo es Macbeth?

Dice Wikipedia sobre la paradoja de la predestinación:
"La paradoja de la predestinación, o destino, establece que todos los actos que están ocurriendo y que van a dar lugar a un resultado futuro, no pueden ser modificados de ninguna manera. Lo que tiene que ocurrir, ocurrirá, es inevitable".


La posición de Albert Einstein en relación a la predestinación era radical: “Todo está determinado, tanto el principio como el fin, por fuerzas sobre las cuales no tenemos ningún control. Está determinado para los insectos así como para las estrellas. Seres humanos, vegetales, o polvo cósmico, todos bailamos al son de una tonada misteriosa entonada en la distancia por un intérprete invisible”.

Por otro lado, el libre albedrío hace referencia a la capacidad de los seres humanos de tomar sus propias decisiones y de poder conducirlas hasta lograr su resolución o meta. En este sentido, Mario Alonso Puig nos complementa la idea con su frase: “El ser humano libre no es aquel que actúa de acuerdo a sus emociones, es aquel que decide actuar de una manera, como él lo ha elegido, independientemente de cómo se sienta. Para mí, eso es la libertad”.

Como podemos observar, ambas filosofías o puntos de vista, entran en conflicto, ya que en sus principios se contraponen.

El enigma del destino y del libre albedrío ha dejado perplejos a los más grandes pensadores que haya conocido la historia del hombre. De igual manera que la filosofía y la religión, la astrología se ha trabado en lucha con este enigma y ha intentado expresarlo en su propio lenguaje, como respuesta a la cuestión de si existe realmente algo a lo que se pueda llamar una “opción”.

Cada cual a su manera, también las escuelas del pensamiento psicológico están investigando aspectos del mismo problema: hasta qué punto el comportamiento de los hombres está condicionado por la herencia, hasta qué punto por el medio, hasta dónde por la volición consciente. Y aquí, como en otras esferas de la indagación humana, es posible ver el choque inevitable de los puntos de vista opuestos. Es probable que el enigma del destino y del libre albedrío, como muchas otras cuestiones profundas, sea tal que su respuesta consista en última instancia en una paradoja. Tanto la astrología como la psicología analítica describen esta paradoja, cada cual a su manera: “El hombre está atado a la rueda del destino hasta que sobre él amanece la conciencia de la posibilidad de elección que le ha concedido Dios. Tiene entonces un atisbo de la naturaleza paradójica de la fuerza que lo ha atado, pero que le ha dado también el poder de romper sus ataduras si quiere escoger el dolor que lleva consigo la pugna, y aceptar los peligros de la libertad con que habrá de tropezar en la espiral ascendente que es el camino que se inicia a partir de la rueda quebrada”. (The Inner World of Choice, Frances Wickes, Prentice-Hall, Inc., Englewood Cliffs, N. J., 1976).

El destino y el libre albedrío son problemas filosóficos capitales, pero que no sólo tienen que ver con la especulación metafísica, sino también con las pautas de nuestras relaciones. ¿Qué tipo de elección se opera cuando alguien se enamora? ¿Cuál es la elección implícita en el nacimiento de un niño, que en sí mismo lleva su propio temperamento innato, el cual puede o no desarrollarse de acuerdo con los designios de sus padres? ¿Qué clase de elección tiene uno cuando su pareja lo abandona, pese a sus más nobles esfuerzos por mantener intacta la relación? ¿Y qué papel desempeña la elección en el daño que con tanta frecuencia provoca una niñez difícil, y que para desenmarañarlo nos cuesta, en ocasiones, una vida entera de lucha?

Hay personas que prefieren creer que todo en la vida es azar y está sometido exclusivamente a los caprichos de la casualidad. Este es un punto de vista tranquilizador en cierta medida, porque mitiga la carga de la responsabilidad personal. También hay personas –y en Oriente se las cuenta por millones- que creen que la vida fluye totalmente de acuerdo con la predestinación derivada del karma de cada uno, de los efectos de causas que arraigan en encarnaciones pasadas; y esta posición también es consoladora, porque lo absuelve a uno de responsabilidad en el presente. Finalmente, hay quienes creen que la propia voluntad es el factor determinante de nuestro destino, y ésta es una actitud un poco menos reconfortante, porque habitualmente la vida nos pone frente a cosas que no es posible alterar por un esfuerzo de la voluntad, ni siquiera de la más poderosa.

Evidentemente, en muchos de nosotros hay una especial renuencia a hacer frente de manera creativa a esta cuestión del destino y el libre albedrío, ya que profundizar demasiado en ella sería el equivalente de asumir una responsabilidad para la cual no estamos preparados, e incluso, quizás, ni siquiera equipados. Sin embargo, debemos creer hasta cierto punto en el poder de la elección porque sin ella nos hundimos en el desvalimiento y la apatía, y debemos tener cierta fe en las leyes mismas de la vida que nos guían, para que con su funcionamiento no nos dejen irreparablemente destruidos.


El problema del destino y del libre albedrío está en la base de uno de los conceptos erróneos de más difusión popular en astrología. Y eso se debe en gran parte a que en el nivel popular hay muy poca comprensión de lo que la astrología tiene que decir al respecto. Hemos visto ya cómo sus proyecciones inconscientes pueden llevar a un individuo a enfrentamientos, relaciones y situaciones que, aunque asuman un cariz de destino, están reflejando su propia lucha por llegar a la conciencia de sí mismo. Una breve consideración de cómo funciona la sombra, las imágenes de los padres que residen en las profundidades de la psique, las energías dinámicas del Anima y del Animus, pueden ayudar a iluminar la extraña paradoja que expresa Novalis al afirmar que el destino y el alma son una y la misma cosa. La carta natal es la semilla, y es verdad que de las semillas de pera nacen perales; nos asombraría que fuese de otra manera. No es difícil ni siquiera para el pensador pragmático apreciar que el horóscopo natal no es más que el reflejo de una reserva de potencialidades que –y esto depende de su nivel de conciencia- el individuo puede utilizar para actualizar el mito que es su propia vida.

En fin, entre esa interminable maraña de posibilidades que se forma con la mezcla de lo inevitable con las decisiones que tomamos haciendo uso de nuestra parte de libre albedrío, así como de la incidencia de variables naturales y variables humanas, es decir, de múltiples cosas que interactúan dinámicamente para generar cambios constantemente, fluye nuestro diario vivir.

Casi siempre los extremos son malos. Y en este caso, ambas filosofías totalmente contundentes y radicales parecen ser extremos.

El punto correcto, si existe, estará por allí, entre ambos extremos, en un punto de equilibrio que no necesariamente esté ubicado en el medio de ambos... y que seguramente también precise de estar cambiando constantemente de posición.

Si hay algo que todos compartimos es un destino cierto, todos tenemos fecha de caducidad. Incluso aquellos que pretenden burlarlo metiéndose en un congelador.
Ahora bien, si todos los caminos llevan a Roma, puede uno dejarse llevar, o bien decidir, cuál es el que quiere seguir y cómo hacerlo. Libre albedrío.

La mejor manera para entender esto es a través de este ejemplo:
 … Un experto zapatero fabricaba los mejores zapatos que uno pudiera imaginar, pero nació en un país donde las personas carecían de pies. Es el destino. Mas el hombre no se amilanó y aprovechó todas sus habilidades para fabricar guantes. Eso es el libre albedrío… El arte de la paciencia | Ramiro A. Calle

En pocas palabras: “El libro del destino existe pero, gracias a los dioses, los humanos no tenemos acceso a él”. Esto nos proporciona la capacidad de equivocarnos y sentir que nuestras acciones son completamente libres.

http://anafernandezvuono.blogspot.mx

lunes, 1 de julio de 2013

¿TIENES UN MAL DÍA?


¿Quién no lo tiene? Casi habría que preguntarse si existe alguien que no lo haya sufrido. Es algo inherente a la vida. Admitido esto, el interrogante que se plantea es ¿cómo afrontas tú un mal día?

Unas personas se sienten tristes, otras abrumadas, otras muy enojadas, algunas se repliegan e incluso niegan su existencia, y ciertas personas descargan su tensión en los que le rodean. Lo cierto es que la psicología de cada persona hará que se favorezcan unas actitudes u otras, pero ¿te has planteado de qué manera actúas en un caso así? Por supuesto que tu comportamiento variará en función de las circunstancias, pero ¿te sientes bien ante la actitud que has tomado cuando ha pasado el temporal? Si es así, no hay problema ya que actuaste en relación a tus creencias personales (no me refiero a las religiosas), a tus principios, luego sabes manejar las situaciones.

Pero cuando la presencia de la adversidad te irrita tanto que despotricas contra el mundo, cuando algo te hace perder los papeles, cuando ante una dificultad que no manejas te sientes mediocre, que eres un incapaz, o que todas las desgracias recaen en ti, entonces ahí precisas hacer un parón y pensar que el problema no está en lo que te ocurre, sino en cómo lo estás enfrentando, cómo lo estás manejando, y la cuestión es que el problema, la dificultad te está controlando a ti, no tú a ella.

Cuando esto ocurre ¿no estarás haciendo una montaña de un granito de arena? De verdad ¿crees qué es tan dramático lo que te ocurre? ¿Te ha pasado más veces? Y el mundo no se vino abajo por ello ¿Cómo lo solucionaste?

Sí, incluso puedes pensar que eres la persona más desgraciada del planeta. Crees que eres el único que soporta penalidades, que tiene fracasos, que todo le va mal. ¿Por qué piensas tanto en ello? Sé sincero contigo mismo ¿te consideras el ser más desdichado del planeta? ¿No estás exagerando un poco? Puedes seguir poniendo en la balanza todo lo negativo que tienes, pero ¿cuándo vas a poner en esa misma balanza la multitud de cosas que tienes positivas? ¿no crees que es hora de hacerlo? Cuando lo hayas hecho te darás cuenta que lo positivo pesa infinitamente más que lo negativo en la vida de cualquier persona y la tuya no es una excepción.

Puesto que nadie se libra de tener malos momentos ¿por qué no aprovechas para aprender a manejarlos? Ello te ayudará a que seas tú mismo el que controle la situación, tu autoestima se afianzará, y claro que se seguirán presentando problemas, pero tu forma de abordarlos será desde la serenidad y desde el saber que estás haciendo lo adecuado.

Puedes pensar que solamente son días puntuales los que pierdes los papeles y que de ese modo no interfiere significativamente en tu vida ¿De verdad piensas eso? Las cosas no se logran de un día para otro y es preciso dar muchos pasos para recorrer un camino, puede que con un solo paso el tema
siga parecido, pero ya has avanzado, sin él, sin el primer peldaño no podrías seguir ascendiendo.

Tu postura también puede ser no me siento lo suficientemente incómodo como para tratar de mejorar el manejo de las dificultades. Ya, te has atrincherado en tu postura de confort, pero ¿tendrías posibilidades de mejorar esa situación? ¿Por qué no utilizas todos tus recursos para que esos malos días no te amarguen la existencia, ni se la amargues de rebote a los que te rodean? ¿No crees que esto te daría más satisfacción?

Tengo una amiga (me referiré a ella como Nina, pero no es su nombre real) que pasó por una situación muy difícil el año pasado, y era realmente un reto diario el poder mantenerla con su pensamiento consciente y su mente positiva. Tuvo que pasar por un proceso de reconstrucción de su autoestima y de reevaluación de su vida. En tiempos difíciles como estos, en que no es “un día malo”, sino más bien “varios días malos” (incluso meses), la tarea de ayudar a alguien se hace incluso más desafiante, pues los pensamientos negativos están bien arraigados.

Ella me describía que sentía como que estaba escalando una montaña empinada y que cada vez que le venía un pensamiento negativo o desalentador, era como si su pie se deslizara y rodara todo el camino recorrido hasta el suelo, y tuviera que empezar de nuevo a subir.

Nina estaba pasando por esos días en los que piensas que no acabarán nunca, que siempre serás infeliz. Yo la ayudaba en lo que podía, y ella también ponía de su parte para poder lograr un equilibrio mental y poder salir de ese hueco donde ella se había metido, y que sabíamos que podía salir, como podemos salir todos.

Hoy quiero compartir contigo 10 hábitos que creamos ella y yo, para que recordara a diario y poder tener nuevamente una vida feliz, como había sido hasta el momento.

10 COSAS PARA RECORDAR CUANDO TIENES UN “MAL DÍA”

1.- NO PIERDAS DE VISTA LO QUE REALMENTE IMPORTA
¿Que se te haya tupido el fregadero es el fin del mundo? ¿Crees que vale la pena recordar esa pequeña discusión que tuviste con tu madre? Cuando tenemos un mal día, es como que las cosas pequeñas tomaran mayor relevancia y nos quejamos de todo.
La próxima vez que te estés tirando los pelos por algo, pregúntate si es por algo realmente importante.

2.- ESTÁ BIEN QUEDARTE A SOLAS, RETIRARTE UN POCO DEL MUNDO
A veces sólo necesitamos dar un paso atrás y volver a evaluar una situación, una relación, o la vida en general. Algo que siempre le aconsejaba a Nina era que intentara ser ella misma su mejor amiga. Intenta sentirte bien contigo mism@, tómate tu tiempo para entenderte, y tomar tus decisiones.

3.- NO TIENES EL CONTROL DE TODO
Recuerda que no puedes predecir ciertas cosas, no sabes cómo va a salir todo y es posible que no todo salga como tú quieres. Toma la vida como viene, agradece que sea de esa manera, y si quieres modificar algo, hazlo una vez que hayas comprendido en silencio, una vez que hayas aceptado la situación. A veces solo basta con observar.

4.- LO QUE PIENSAN OTRAS PERSONAS ES IRRELEVANTE
Nina vivía pendiente de las opiniones de los demás, de lo que pensaban de su situación. Hasta que llegó al punto que intentaba complacer a todos, sin darse cuenta que se alejaba de lo que la complacía a ella misma.
Sé consciente de lo que te hace feliz, y hazlo, independientemente de lo que otras personas tengan que decir al respecto.

5.- NO TIENES QUE SABER TODAS LAS RESPUESTAS
De hecho nunca sabrás todas las respuestas. Estamos creciendo y aprendiendo constantemente, y mientras más sabemos, más interrogantes nos surgen. Es normal que te sientas despistad@ a veces.

6.- ERES SUFICIENTE
Casi todas hemos pasado por momentos en nuestras vidas que hemos pensado “No soy lo suficientemente inteligente, o lo suficientemente bonit@, o lo suficientemente fuerte o lo suficientemente espiritual para hacer ________”. Date una oportunidad, en lugar de formar creencias que te limitan.

7.-MANTENTE PRESENTE
Trata de no detenerte en el pasado ni de preocuparte por el futuro. Nina no hacía otra cosa que pensar en “lo que pasó”, sabiendo que no era la mejor manera de volver a ser feliz. Mantén tu pensamiento consciente y vive el AHORA. Siente que cada momento es único y disfrútalo, cualquier cosa que sea que estés haciendo.

8.- NO JUZGUES
Si crees que haz hecho daño, si crees que te han hecho daño, piensa que realmente lo que ha pasado es que hubo un hecho en el que estuvieron involucradas dos personas o más, y luego cada uno decidió cómo quería sentirse con esa determinada situación.
“Cómo las personas te tratan es su karma, cómo reaccionas es el tuyo.” Wayne Dyer

9.-ERES HUMAN@
Esto es posible que sea lo que más te ayudará recordar cuando tengas un mal día. No pasa nada por cometer errores. No pasa nada porque no estás feliz ahora mismo, porque no tengas tu pensamiento consciente. Siempre y cuando sepas que está en tus manos salir de donde estás, que sólo tú puedes tomar las riendas para ser feliz, siempre y cuando estés consciente de que tú sí puedes hacer lo que te propongas, permítete ser “imperfect@”.

 10.- SÉ AGRADECID@
Piensa por un momento en todas las cosas buenas que tienes, no te enfoques ahora en el punto negro. Piensa en el amor de tu familia, en el regalo de este nuevo día que estás disfrutando, en que puedes ver, escuchar, en que puedes reír aunque no lo hagas. Piensa en todo lo que realmente tienes bueno a tu alrededor, que por pequeñas cosas que sean, te hacen feliz. Y agradecer por ello. Una increíble sensación de bienestar recorrerá tu cuerpo inevitablemente.

¿Y QUÉ TAL NINA AHORA?
Y por si quieres saber cómo siguió la historia después de que Nina practicara estos hábitos diarios, aquí te dejo con el “happy end”.
¡Pues ahora mismo Nina está muy contenta y feliz!, incluso más feliz que antes de pasar por esos momentos difíciles. Ahora es libre, es independiente y está abierta a nuevas experiencias, pero con una increíble confianza en sí misma. Ahora es más consciente, disfruta increíblemente de su vida ¡y es tan agradecida!

Fuente: Naylín Núñez: http://yogaesmas.com