lunes, 29 de abril de 2013

LA FIDELIDAD A LOS PRINCIPIOS Y VALORES HUMANOS


La elección libre es una actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir el camino que cada persona quiere elegir. La manera en como se traza es algo individual e independiente. Los principios y valores morales de los seres humanos se originan en la familia y por consiguiente influyen de manera directa en el desenvolvimiento de los miembros de la misma en la sociedad. Esto construye y edifica la actitud del mundo. La infidelidad o el engaño hacia sí mismo se traduce como malos cimientos en la personalidad, lo cual hace que no se cumpla cabalmente con los verdaderos principios, consiguiendo así la sociedad de esta manera, incluir a todas las personas en su camino sin rumbo, hacia un futuro indescifrable, el cual no tiene base, salida, ni llegada.
La fidelidad es la libre expresión de las aspiraciones, el deseo de tener fe en lo que se cree y en darse autovaloración como persona individual dentro de una colectividad.
La mayoría de las personas no son autónomas, siguen la vida de otra para sentir que encajan en la sociedad, la cual es cada día más exigente y materialista, importándole sólo las apariencias y no la verdadera lealtad a sus principios.
Las observaciones de la vida se basan principalmente en el cumplimiento de algo, en la responsabilidad, en la palabra y lealtad que pueda tener alguien, tanto con los demás como consigo mismo.
La fidelidad a los principios inherentes del ser humano, debe ser algo fundamental, que influya directamente, bien sea en las reacciones cotidianas de la vida, como en las grandes decisiones. La práctica de este valor también trata, de poseer criterio propio en todos los aspectos, y tener bases sustentables y firmeza en cuanto a opiniones, manera de expresarse y aplicación de las mismas para la construcción del camino de la vida; el cual se traza debidamente fomentando la relación con el ser interno, porque para estar en paz con los demás primero se debe estar en paz consigo mismo, traduciéndose todo esto como respeto y fe interior.
Los principios y valores son de vital importancia para el desarrollo de un ser humano integral, libre, consciente y espiritual. Tal y como dijo en su ensayo sobre fidelidad: Meyasa, Fernanda: “… Ser fiel es creer con el alma, y no fallar a esa creencia…”.
Esto quiere decir que la fe se pone a prueba de manera cotidiana y que para pasar la prueba se debe creer con el alma y con el corazón, no dejar que los pensamientos de otros se cuelen en los individuales, sino que por el contrario, los individuales permanezcan allí, haciendo saber al subconsciente que la fe en ellos nunca se irá.
No se depende de nadie para ser un ciudadano respetuoso y con valores. Si bien, la sociedad siempre influye en las personas para hacerlas cambiar de pensamiento, las que verdaderamente son fieles a lo que creen, sienten y piensan, no cambian de parecer con respecto a su visión del mundo, así como tampoco cambian la manera en como actúan ni en como deciden. El mundo está en constante evolución, y esto es lo que ocasiona un conflicto entre las personas que son fieles a sus principios y aquellas que cambian por innovación y no por decisión autónoma. La fidelidad se da por acción principal de la memoria voluntaria, es decir, que no se olvida lo inherente del ser mismo, sino que se recuerda, se aplica y no se deja de lado.
Para ser fiel se debe tener una gran voluntad de espíritu, porque ser fiel es prometer algo, sin importar las circunstancias en que se tenga que cumplir. En este caso mantener los ideales firmes y los valores allí, sin tomar en cuenta las situaciones y presiones que se puedan presentar, porque el futuro es incierto.
Según la Real Academia Española, la fidelidad es sinónimo de lealtad y fe; puntualidad y exactitud en la ejecución de algo. Por tanto, se puede decir que es una virtud en todo tipo de relaciones; consigo mismo, con otro, con la comunidad. Es ser feliz siendo transparente y honesto en cuanto a las acciones que se tomen y en la forma de pensar. Este valor lleva al ser humano a cumplir y a no defraudar, independientemente desde el punto de vista que se vea, es decir, relativamente.
Cuando se es fiel, principalmente se promete algo. Pero para cumplir de manera real, se deben complementar estas palabras con hechos, los cuales llevan a deducir la realidad de las personas y la verdadera esencia de su personalidad.
La creencia en algo hace a una persona fiel. Ésta se practica con amor, cariño, tolerancia y valentía; porque sólo aquel que es valiente puede ser fiel y llegar a ser ejemplo de vida, manifestando el respeto que tiene por sí mismo y por su creación.
En la sociedad actual, la lealtad es cuestión de tiempos pasados, y nada moderno. Ya casi nadie la practica, y tampoco les interesa hacerlo. Se piensa que no es necesaria porque la fe en los verdaderos principios ya no se usa. Creen que los valores son para los religiosos y no para las personas comunes.
La fidelidad en todos los aspectos es una misión que todas las personas deberían cumplir y aprender para ser felices unos con otros, sin engaños, mentiras ni falta de confianza. El amor se basa en el respeto, el respeto se basa en la confianza, y la confianza, a su vez, lleva a la lealtad, la cual es sinónimo de ser fiel.
Para ser realistas, las relaciones humanas son complejas, la pérdida de valores a lo largo de los años ha causado estragos en las familias de todo el mundo. Si no se toma conciencia, esto se traduciría en la atadura de manos y corazón de la gente, la cual está perdiendo la sensibilidad y vulnerabilidad con su prójimo. La frivolidad se está apoderando rápida y considerablemente de la humanidad y los principios que se supone deben estar allí, se han marchado junto con la transparencia y la verdad, porque estos tiempos son difíciles y la misma es escasa. Actualmente para la mayoría de personas, la fidelidad es cosa del pasado y no ganarían nada con practicarla; pero si se tiene conciencia y memoria, se tendrá presente que los fieles siempre obtienen su recompensa: la paz interna; pero los que faltan a este principio, obtienen la desidia de pensamiento, soledad e intranquilidad, lo cual hace que no puedan llevar una vida tranquila, ni tener en paz la conciencia, la cual día a día está allí, inherente dentro de ellos mismos.
El precio de ser fiel a los principios
Carrie era la gran favorita para ganar la corona en el concurso Señorita Estados Unidos 2009. Pero cuando todo parecía apuntar en esa dirección, la pregunta de Pérez Hilton, uno de los jueces, cambió por completo la situación.
—Hace poco —dijo Pérez Hilton— Vermont se constituyó en el cuarto estado en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Crees tú que cada estado debería hacer lo mismo?
Pregunta cargada de dinamita. Carrie sabe que su respuesta le puede costar la corona. ¿Dirá al juez lo que él quiere escuchar, o será fiel a sus convicciones?
—Yo creo que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer —respondió Carrie—. No es mi deseo ofender a nadie, pero así fui criada y así creo que debe ser: entre un hombre y una mujer.
Apenas Carrie concluyó, se escucharon los abucheos. El concurso siguió adelante, pero Carrie Prejean, representante de California, sabía que para ella el evento había terminado. El mismo juez que le hizo la pregunta comentó después de finalizada la competencia: «Perdió por esa pregunta. Su respuesta ofendió a millones de homosexuales y lesbianas en los Estados Unidos» (www.abcnews.go.com; 20 de abril de 2009).
Ahora bien, ¿no podría haber dado Carrie una respuesta que no la comprometiera? Por ejemplo: «Éste es un tema muy delicado. Creo que cada individuo tiene que decidir qué es lo mejor. A fin de cuentas, lo más importante es el amor».
¿Podría haberlo hecho? Permitamos que ella misma responda: «Mi respuesta me costó la corona [...]. Pero dije lo que pienso. Expresé la opinión que le hace honor a lo que soy y eso es todo lo que puedo hacer. [...]. Aprendí desde pequeña a no negociar jamás mis convicciones ni mis opiniones, por nada del mundo».
Es decir, no podía dar la respuesta complaciente, porque al hacerlo habría negado la esencia de su individualidad: sus convicciones. Y para Carrie esas convicciones no son negociables.
¡Qué bueno es saber que todavía hay jóvenes de este calibre! Cuando lo que está de por medio tiene que ver con los principios, no hay nada en este mundo que los aparte de la senda del deber.
¿Eres tú también capaz de renunciar a la fama, al dinero y al poder para ser fiel a tus principios?
Fuentes:
LA FIDELIDAD(ensayo). Autora: Cuéllar Pabón, María Geregny
El precio de ser fiel a los principios. Autor: John Carlos Sotil Lujan 2012

1 comentario: