miércoles, 9 de enero de 2013

¿Qué tan persistente eres con los propósitos de año nuevo?


Tiempo de Buenos Propósitos por Alberto Quiroga Venegas
Tradicionalmente, el fin de un año y el inicio de otro se ve como un buen momento para detenernos y revisar que hemos hecho y qué falta por hacer.
Con el cambio de año, y de mano con las fiestas, vienen a la mente una serie de buenos propósitos, que desafortunadamente, rara vez sobreviven más allá de febrero.
Si hemos de ser francos, la mayoría de los seres humanos no tenemos la constancia suficiente para alcanzar todas nuestras metas, y esto suele trasladarse hacia el negocio.
En más de una ocasión he escuchado a algún dueño de empresa hacer planes, sólo para comprobar meses después que los planes se quedaron en eso, y que no se vio ningún resultado.
 ¿Por qué fracasan los buenos propósitos?
La gente suele fallar en alcanzar sus metas, porque deja de lado la naturaleza humana y no la toma en cuenta. Es necesario que estudiemos el comportamiento, para distinguir factores que pueden obstaculizarnos o ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos.
Si un empresario, al calor de las copas, le ofrece a sus trabajadores un premio si el año entrante logran aumentar los clientes, comete el error de tomar decisiones a la ligera, sin tomar en cuenta otros elementos como el monto del premio, y las condiciones en que lo dará, por no mencionar si estará dispuesto a darlo en realidad.
Los buenos propósitos no deben quedarse en ser "buenos", también deben ser razonados, alcanzables, objetivos y específicos.
Definamos cada uno de ellos: 
Propósito Razonado:  Todo paso que demos debe tener el antecedente de un estudio del qué, cómo, cuándo, dónde y para qué.
Si yo me propongo elevar la productividad de mi empresa para el 2013, debo analizar si cuento con los elementos necesarios, si tengo el personal capacitado y el equipo necesario, si estoy preparado para atender más clientes por día y si trabajar más, elevará las utilidades y no sólo los costos.
Si no estudio esto, corro el riesgo de traer más trabajo sólo para sacrificar calidad por cantidad, para luego descubrir, que incrementar el trabajar sólo representó más quejas y menos dinero.
Para evaluar si un propósito es razonado o no, puedo contestarme las siguientes preguntas:  Esto que busco  - ¿Es bueno para mí?  - ¿Es bueno para la empresa?  - ¿He analizado las consecuencias que tendré si lo logro?  - ¿Vale la pena buscarlo, o es sólo un capricho?  - ¿La gente involucrada se verá beneficiada? 
Propósitos Alcanzables: Dice el dicho que se vale soñar. Pero soñar de más tiene sus consecuencias.
Quién persigue algo inalcanzable puede obtener desánimo y frustración.
Conozco el caso de empresas que se han metido a trabajar con compañías fuertes, que tienen cargas de trabajo muy grandes, y se ven, sin pensarlo, en un ritmo de trabajo absorbente, que no les deja tiempo para atender más que a esa compañía. Entonces comienzan a perder a sus antiguos clientes por no darles servicio, y quedan en una situación desventajosa porque su ingreso depende casi exclusivamente de un cliente, que si los deja, puede provocar la quiebra.
Si usted se propone algo… busque que sea lo que el sentido común le dice que puede lograr y, tal vez, un poco más.  Es decir, si usted cree que puede escalar una montaña que mide mil metros, puede arriesgarse y escalar una que mide dos mil, y medir sus fuerzas en el ascenso. Pero si se aventura a escalar una que mide cinco mil metros, puede quedarse sin provisiones a la mitad del camino y no tener tiempo de regresar.
Lo que puede hacer para no limitarse, es ponerse una serie de pasos secuenciales, como los escalones de una escalera, de manera que vaya obteniendo triunfos pequeños pero constantes, a la par de ir ganando confianza.  Para evaluar si lo que quiere es alcanzable, contéstese antes estas preguntas:  - ¿Esto que quiero, en realidad creo poder lograrlo?  - ¿Estoy dispuesto a hacer lo necesario?  - ¿Tengo a la mano los elementos para alcanzarlo?  - Si no los tengo, ¿Puedo obtenerlos?  - ¿Poseo la disciplina para no abandonar el camino a la mitad?


Propósitos Objetivos y Específicos:  Cuando algo es subjetivo y general, puede caer en muchas interpretaciones y se presta a que cada quien haga las cosas como las entienda.

Recuerdo el caso de un taller mecánico en el que el dueño reunió a su gente y le pidió que le dieran buen servicio al cliente. Todos dijeron que sí. Días después, el dueño llegó al taller y vio que un cliente estaba en su oficina hablando por teléfono, y cuando éste se retiró, el dueño le llamó la atención a su secretaria:
-¿Por qué lo dejaste entrar a la oficina y llamar por teléfono, si sabes que no se puede?
La secretaria respondió: - Usted nos dijo que debíamos darle buen servicio al cliente, y el señor está retrasado por nuestra culpa y estaba llamando a su esposa para que fuera a recoger a su hijo a la escuela porque él ya no llegaba.
-Sí -respondió el dueño- pero no lo puedes pasar a mi oficina
¿Qué es lo que sucede en este ejemplo? Simplemente que no está bien definido lo que es buen servicio.
La secretaria seguramente interpretó que era una cortesía que el cliente llamara desde la oficina, donde  se podía sentar y hablar sin ruido, y el dueño tal vez pensó que era riesgoso hacerlo por un robo o una llamada de larga distancia. La misma situación se interpretó de diferente forma.
Por ello los propósitos deben ser vistos objetivamente, pongamos un ejemplo para ello retomando la anécdota anterior… No se proponga: "En este año vamos a dar mejor servicio", en lugar de ello, defínale a su gente que es lo que deben hacer, de manera objetiva y específica para dar un buen servicio.
Puede definirlo así:
Este año, debemos reducir al mínimo o eliminar, las reclamaciones por entregar los autos sucios de grasa. En el 2012 tuvimos en promedio 10 reclamaciones al mes, en el 2013 debemos esperar que a lo mucho sean 2 al mes. En el 2011, hubo 7 reclamaciones por rayones o golpes que supuestamente dimos en el taller, y que no pudimos demostrar por no levantar Orden de Servicio con inventario. Este año, no se nos debe pasar un solo vehículo sin levantar sus datos y estado físico.
Como pueden ver, los dos propósitos que se mencionan arriba son mucho más específicos que sólo decir: "debemos mejorar".
Ahora bien, en muchos casos, pareciera que nos faltan ingredientes para mantenernos en el camino del cambio, y para ello nos puede funcionar estudiar las Cuatro Dś para lograr el Cambio.
Primera D: DESEO
Lo podemos definir como aquello qué me gustaría obtener.  Casi siempre inicia como una sensación, un antojo o un sueño, de algo que quisiéramos tener o alcanzar.
Existen dos motivadores importantes que influyen en lo que deseamos, y son: El deseo de ganar y el temor de perder.
Nuestros deseos los podemos transformar en metas, que son aquellos estados deseados que buscamos alcanzar.  Si somos realistas, no todo aquello que nos imaginemos lo podemos lograr, pues somos seres con limitaciones y restricciones, sin embargo, es un hecho que muchas veces nos vamos al extremo contrario y pensamos que podemos alcanzar mucho menos de lo que en realidad podemos.
Segunda D: DECISION
Consiste en definir qué es lo qué tengo que hacer para lograr lo que deseo.  Un ejemplo muy sencillo es que si yo deseo sacarme la lotería, debo tomar la decisión de comprar el boleto.
Es un hecho que las decisiones que tomamos en nuestras vidas son fundamentales.  Por ellas estamos donde estamos actualmente, y por ello es importante saber que influencia tienen los factores internos (mis miedos, prejuicios, etc.) y los factores externos (mi familia, mi trabajo, la sociedad) en mi forma de tomar decisiones.

Algunos psicólogos se han dado a la tarea de estudiar ampliamente a todo aquello que es considerado como bloqueadores de decisión, que no son más que aquellas situaciones que llevan a quien los padece a tomar decisiones equivocadas. Aunque es un tema muy amplio por sí mismo, hago una breve relación de ellos.
Bloqueos Psicológicos
-Evasión de los problemas y de la ansiedad, con la finalidad de no experimentar sufrimiento.
-Carencia de una escala de valores
-Desesperanza, depresión y ansiedad
-Idealización o imagen irreal del propio yo
-Pérdida de contacto con los propios sentimientos
-Escasa autoestima o falta de confianza en sí mismo
-Anulación del propio yo, dependencia de los demás y necesidad obsesiva de agradar
-Búsqueda obsesiva del reconocimiento y del primer lugar
-Perfeccionismo y afán de tenerlo todo
-Vivir en la imaginación
-Temor al auto desprecio que pueda generarse si se toma una decisión errónea
-Auto reproches provocados por las exigencias desmedidas
-Ceguera ante las diversas opciones
-Temor y distorsión de la presión del tiempo
-Criterios erróneos
      -Falta de integración interna o grave desorganización

Tercera D: DETERMINACION
Si quisiéramos definirla poéticamente, podría decirse que la determinación consiste en ir siempre al objetivo, o morir en el intento, es decir, es el firme propósito de seguir el camino que elegí.
A veces, se pierden los ánimos por buscar lo que quisiéramos, tal vez por comodidad o por una resistencia natural al cambio.  Para ello debemos desarrollar la habilidad de Automotivarnos.
¿Cómo motivarse?
Enfóquese en los resultados, no en los procedimientos.  Supongamos que busca entrar a un gimnasio para obtener su peso ideal. Si usted está pensando en la horas que debe pasar levantando pesas, en el trayecto al local, en la dificultad de encontrar estacionamiento, seguramente se podrá desmotivar, en cambio, si se imagina en buena forma física, corriendo sin problemas de condición, podrá automotivarse.
Otórguese pequeñas recompensas.  Cuando los objetivos a alcanzar están muy lejanos, como en el caso de estudiar una carrera universitaria, esperar a obtener el título puede ser muy lejano.  En cambio, si cada semestre aprobado se da un pequeño regalo, esto puede resultar gratificante.
Muchas veces, sobre la marcha, aparecen situaciones con las cuales no contamos y que escapan de nuestras manos.  En esos momentos, lamentarse no tiene sentido positivo. Si está atado a una decisión, haga lo mejor que pueda.
Cuarta D: DISCIPLINA
La disciplina es la perseverancia y la constancia.  Es hacer lo que debo de hacer, tenga ganas o no.
Muchas veces, nos auto engañamos y buscamos pretextos para olvidarnos de nuestras metas, ante esto, no dude, cuestione, porque las dudas sólo lo alejan de su objetivo. En caso de fracasar, como cuando el fumador reincide, es bueno darse siempre una segunda oportunidad, y no pensar que por esa caída será imposible lograr el éxito.  Aprenda del fracaso y aprovéchelo.
Hablando del fracaso, recuerde: Los acontecimientos son el fracaso, no la persona.
Algunos consejos para hacer efectivos los propósitos.
-El éxito es un hábito
-Comencemos por triunfar en las cosas pequeñas
-Evalúe avances con regularidad
-No esperemos a fin de año
-Comprométase consigo mismo
-Tómese en serio

Por último, no se ponga una carga muy fuerte de obligaciones. Tener muchos propósitos lo llevará a abarcar mucho y apretar poco. Escoja entre los más importantes y fundamentales y atáquelos, concentrándose en pocas actividades a la vez.
Y no se olvide de evaluar mes con mes si esta avanzando o se ha quedado detenido. No se espere hasta que termine el 2013, porque puede llevarse la sorpresa de haber desperdiciado un año.  
Fuente:  Ing. Alberto D. Quiroga Venegas, capacitador y consultor especializado en ventas, servicio al cliente y marketing de talleres automotrices.





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