lunes, 20 de mayo de 2013

El Efecto Mariposa


Si agita hoy, con su aleteo, el aire de Pekín, una mariposa puede modificar los sistemas climáticos de Nueva York el mes que viene. J. Gleick

Seguramente todos hemos oído hablar alguna vez del efecto mariposa, ese pequeño cambio que puede generar en consecuencia un cambio enorme. A pesar de ser un concepto complejo, para muchas personas es una filosofía e incluso se puede aplicar a muchos campos de la vida.

¿Qué es el efecto mariposa?
Hacia 1960, el meteorólogo Edward Lorenz se dedicaba a estudiar el comportamiento de la atmósfera, tratando de encontrar un modelo matemático, un conjunto de ecuaciones, que permitiera predecir a partir de variables sencillas, mediante simulaciones de ordenador, el comportamiento de grandes masas de aire, en definitiva, que permitiera hacer predicciones climatológicas.
Lorenz realizó distintas aproximaciones hasta que consiguió ajustar el modelo a la influencia de tres variables que expresan como cambian a lo largo del tiempo la velocidad y la temperatura del aire. El modelo se concretó en tres ecuaciones matemáticas, bastante simples, conocidas, hoy en día, como modelo de Lorenz.

Pero, Lorenz recibió una gran sorpresa cuando observó que pequeñas diferencias en los datos de partida (algo aparentemente tan simple como utilizar 3 ó 6 decimales) llevaban a grandes diferencias en las predicciones del modelo. De tal forma que cualquier pequeña perturbación, o error, en las condiciones iniciales del sistema puede tener una gran influencia sobre el resultado final. De tal forma que se hacía muy difícil hacer predicciones climatológicas a largo plazo. Los datos empíricos que proporcionan las estaciones meteorológicas tienen errores inevitables, aunque sólo sea porque hay un número limitado de observatorios incapaces de cubrir todos los puntos de nuestro planeta. Esto hace que las predicciones se vayan desviando con respecto al comportamiento real del sistema.

Lorenz intentó explicar esta idea mediante un ejemplo hipotético. Sugirió que imaginásemos a un meteorólogo que hubiera conseguido hacer una predicción muy exacta del comportamiento de la atmósfera, mediante cálculos muy precisos y a partir de datos muy exactos. Podría encontrarse una predicción totalmente errónea por no haber tenido en cuenta el aleteo de una mariposa en el otro lado del planeta. Ese simple aleteo podría introducir perturbaciones en el sistema que llevaran a la predicción de una tormenta.
De aquí surgió el nombre de efecto mariposa que, desde entonces, ha dado lugar a muchas variantes y recreaciones.

Se denomina, por tanto, efecto mariposa a la amplificación de errores que pueden aparecer en el comportamiento de un sistema complejo. En definitiva, el efecto mariposa es una de las características del comportamiento de un sistema caótico, en el que las variables cambian de forma compleja y errática, haciendo imposible hacer predicciones más allá de un determinado punto, que recibe el nombre de horizonte de predicciones.

De tal forma que cualquier pequeña perturbación, o error, en las condiciones iniciales del sistema puede tener una gran influencia sobre el resultado final. Es decir, cambios minúsculos que conducen a resultados totalmente divergentes.

Su nombre proviene de las frases: “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo” (proverbio chino), así como, “el simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo”.

Son muchas las películas que han utilizado como argumento este fenómeno, como por ejemplo, El efecto mariposa (2004) protagonizada por Ashton Kutcher, en la que tiene la habilidad de volver en el tiempo e intenta varias veces mejorar su mundo, pero se da cuenta de que cada cambio tiene más consecuencias de las que creyó, dando resultados catastróficos. En la película Babel (2007), también se toca el tema del efecto mariposa. En ella, las historias de distintas personas viviendo en extremos opuestos del mundo se afectan unas a otras.

Koffi Annan, secretario general de la ONU en 2006, pronunció en su discurso al recibir el premio Nobel de la paz unas palabras haciendo referencia al fenómeno del efecto mariposa:
“El segundo argumento de esperanza reside en el así llamado efecto mariposa. Él es una derivación de la física cuántica que nos enseña: todo tiene que ver con todo y somos todos inter- retro-dependientes. Por eso cada individuo es un eslabón de la inmensa corriente de energía y de vida y cuenta mucho. El efecto mariposa representa una concreción de este principio. Fue identificado en 1960 por los que hacen previsiones meteorológicas. En ese campo, como en otros, funcionan sistemas caóticos, quiere decir, sistemas en los cuales domina la imprevisibilidad. Como un todo, tales sistemas también están sometidos a leyes matemáticas factibles de descripción; mas su comportamiento concreto no puede ser previsto. Pequeñas modificaciones pueden ocasionar grandes cambios. Entonces se dice: “Si una mariposa en Hong Kong bate sus alas, puede provocar una tempestad en Nueva York”. O como en un estadio de fútbol: basta que algunos comiencen a hacer la ola y, de repente, todo el estadio es contaminado y surge una inconmensurable ola. Es el efecto mariposa: un pequeño gesto puede ocasionar grandes transformaciones”.

Es posible que Koffi Annan, en su discurso, quiera subrayar la importancia del hecho de no conformarse. El pequeño gesto de cada uno sirve. El efecto mariposa, por lo tanto, no tendría sólo una interpretación física.

En otras palabras, el concepto de aprender va más allá y es por eso que el pequeño gesto de cada uno, aportando conocimientos, sirve para formar y despertar inquietudes. Se debe buscar que este gesto llegue a muchas personas, para que a su vez, estos, se interesen por formar parte del proyecto. Es por esto que el efecto mariposa podemos aplicarlo a tantos aspectos de la vida.

Un ejemplo del alcance de este Efecto Mariposa:
Imagina que soy taxista, y a mi taxi sube un hombre cualquiera, me indica un destino y después, ya en marcha, nos ponemos a hablar. Primero hablamos de lo típico, ya sabes, del tiempo, del tráfico… pero poco a poco, casi sin querer, nos vamos adentrando en una de esas conversaciones que motivan, que alimentan, hasta el punto de variar nuestro estado de ánimo. Imagina que al llegar a su destino, el hombre me paga y sale del taxi con un semblante más alegre (fruto de la conversación que acabamos de mantener), y así continúa hasta llegar a la cafetería donde acostumbra a desayunar antes de entrar al trabajo. Imagina que pide un café con leche, como todas las mañanas, pero víctima aún de los efectos de aquel trayecto hoy se muestra especialmente jovial con la camarera. A ella le sorprende; no es fácil encontrar gestos simpáticos a las ocho y media de la mañana.

La camarera, sin querer, se contagia de esas buenas vibraciones y le da por acordarse de lo mucho que se divertía con su marido. Fue precisamente eso lo que le atrajo de él. Así fue como surgió el amor hace ya tantos años; no como ahora, que su vida en común hace aguas y están al borde del divorcio. ¿Por qué se perdió esa chispa?, se pregunta la camarera. Imagina que gracias al estado de ánimo del usuario de mi taxi, la camarera encuentra el empujón que necesita para darle una última oportunidad a su marido. Le llama por teléfono y en tono divertido le propone volver a pasear por ese parque, el mismo que frecuentaban cuando eran novios. El marido accede contagiado por el estado de ánimo de ella, contagiada a su vez por el buen humor de aquel cliente. Los dos acuden al parque, y recordando con humor los viejos tiempos, vuelve la chispa, y acaban anulando los papeles del divorcio. Meses después la camarera queda embarazada. Será niño. Buscan nombres al azar y al final se deciden por Daniel. No lo saben, ni lo sabrán nunca, pero Daniel es mi nombre, el nombre de aquel taxista que cambió sin querer sus vidas.

Ya sé que es mucho imaginar, pero todo es posible. Da vértigo pensar por un momento en el descomunal poder que esconde el efecto mariposa. Cualquier gesto tuyo y sin que tú lo sepas puede variar para siempre el curso de otras vidas, y éstas el de otras y así sucesivamente en un orden exponencial de dimensiones cósmicas. Lo que intento decir es que eres esencial en esta vida. Que aunque no lo sepas, formas parte de un engranaje perfecto. Así que ánimo. El futuro del mundo entero depende de un pequeño gesto tuyo. No lo olvides.

Para lograr un mejor mundo… Debemos ser  mariposas que baten sus alas, llevando conocimiento “positivo” a los demás.

Fuentes:


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