jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Qué tan Workaholic o adicto eres al trabajo?


Si bien es cierto, hoy en día es cada vez más difícil encontrar un trabajo bien remunerado y que cubra todas tus expectativas. Las personas que se encuentran laborando, viven con un constante miedo a perder en algún momento su puesto, ya sea porque llegó alguien con muchos más conocimientos, o simplemente no está logrando los resultados esperados, por lo que en ese afán de dar lo mejor de sí, nos topamos con un gran número de personas que se vuelven “Adictos al trabajo”.
De acuerdo a la última encuesta realizada por OCC Mundial, 13% de los profesionales mexicanos se consideran adictos al trabajo:

*34.5% de ellos trabaja más de 60 horas a la semana
*8 de cada 10 profesionales recibe correos y contesta llamadas de trabajo en su tiempo de descanso

Así mismo, existen algunas empresas y ejecutivos que presumen de tener como norma o sistema, trabajar siempre más allá de los horarios convencionales. Para estos empresarios, un rasgo de éxito es no tener tiempo de salir a comer, ni ratos de ocio o vida familiar. Consideran el descanso y las vacaciones como momentos que sólo vendrán en su etapa de jubilación. Además, si tienen gente a su cargo, también le exigen disponibilidad las 24 horas del día y de los 365 días del año. Quienes cumplan con estos requisitos y sigan la misma línea serán considerados como empleados sobresalientes.

Por una parte, la cultura organizacional actual favorece este tipo de actitudes. El control de presupuestos provoca que haya gente que asume la función de dos cargos o más. Por otro lado, el fantasma del desempleo atemoriza a la mayoría, así que los trabajadores tienden a aferrarse a su empleo, como lo fundamental en su vida.

Hoy en día, las empresas luchan por conseguir ser las mejores en su área, y necesitan trabajadores que se dediquen a ellas al máximo, para que las hagan más competitivas. Por lo que, las organizaciones buscan trabajadores con perfiles determinados, con un alto compromiso laboral, responsables y con gran dedicación, fomentando una mayor prevalencia de la adicción al trabajo (workaholism). En los últimos años, se ha podido comprobar cómo una cantidad cada vez mayor de personas lo padecen, encontrando extremadamente complicado dejar de trabajar, incluso cuando tienen la oportunidad de hacerlo (Del Líbano, Renedo, Llorens & Salanova, 2005).

El trabajo constituye, la actividad más importante de la vida humana, por el tiempo que se le dedica a éste. A través de éste es como el hombre se perfecciona y se realiza a sí mismo como tal (Polaino, 1998).

Japón es uno de los países desarrollados donde la cultura laboral tiene un gran significado. Es donde surge el síndrome de karoshi, que significa “muerte por exceso de trabajo”. Estas defunciones son provocadas por un ataque cardíaco repentino, con antecedentes de hipertensión arterial y estrés laboral prolongado. Este término empezó a utilizarse en la década de los ochenta, cuando se produjo una gran expectación por las muertes asociadas a la adicción al trabajo (workaholism) y que ha tomado una gran relevancia en la actualidad por la persistencia de este trastorno.

La adicción al trabajo (workaholism) es un concepto relativamente reciente. El escaso número de investigaciones realizadas es uno de los motivos por los que todavía no existe una definición común. Respecto a éste, aparece en 1968, cuando el profesor norteamericano de religión W. E. Oates, lo utiliza para referirse a su propia relación con el trabajo y lo comparó con otra adicción: el alcoholismo. Éste surge de la unión del término trabajo (work) y alcoholismo (alcoholism) y es definida como una necesidad excesiva e incontrolable de trabajar incesantemente, que afecta a la salud, a la felicidad y a las relaciones de la persona (Oates, 1968). Más tarde, en 1971, lo conceptualizó en su libro sobre workaholism. La nueva síntesis conceptual responde al intento de introducir los rasgos característicos del comportamiento alcohólico, al ámbito del trabajo y del mundo laboral (Oates, 1971).

La adicción al trabajo es un problema que cada vez se vuelve más común. No sólo resulta ser un aspecto que entorpece nuestra plenitud diaria, sino que es una enfermedad potencialmente peligrosa, como cualquier adicción. Es importante distinguir que no se trata de pasar mucho tiempo en el trabajo, algo que suele pasarle a muchos, sino es que a todos alguna vez,  sino de que los “Workaholics” convierten el trabajo en una vía de escape.

Sobra decir que ser trabajador es una gran y valiosa virtud, sin embargo, irnos a un extremo puede resultar un riesgo psicosocial. Para todas aquellas personas enfocadas en un 200%  a su vida laboral, es mucho más importante el valor de su trabajo que el inculcar al mismo tiempo una relación con sus compañeros, amigos y familiares.

Muchas personas al pensar en adicción, inmediatamente lo relacionan a algún vicio, por ejemplo al alcohol o drogas, sin embargo, va mucho más allá, calificándose como un término aplicable en muchos aspectos de nuestra vida. Los trastornos adictivos se conforman por dos componentes fundamentales: la falta de control y la dependencia. El tener una obsesión con el trabajo tiene como característica principal, una falta de control  sobre las horas “equilibradas” que se deben dedicar a nuestras responsabilidades laborales, permitiendo a nuestro cuerpo y mente estar en plena armonía.

Características del adicto al trabajo
Se dispone de cuatro criterios para definir al adicto: 1. Una especial actitud laboral; 2. Excesiva dedicación de su tiempo y esfuerzo; 3. Un trastorno compulsivo e involuntario a continuar trabajando (criterios inclusivos); 4. Desinterés general por cualquier otra actividad (ocio, deportes, familia, amistades, etc.) que no sea la estrictamente laboral (criterio exclusivo) (Salanova et al, 2008).

Trabajos adictivos: ambiente laboral
Aunque la adicción al trabajo (workaholism), está muy relacionada con características personales, existen algunos estresores o demandas laborales que pueden llegar a convertirse en potenciadores. Así, cuando personas potencialmente adictas perciben la presencia de determinadas demandas laborales específicas en sus puestos de trabajo, éstas últimas podrían multiplicar la posibilidad de desarrollarla.

Además de que existen determinadas demandas denominadas retadoras (challenge stressors) que, contrariamente a cómo funcionan las demandas obstáculo (hindrance stressors), pueden tener efectos positivos sobre el desempeño y la motivación laboral (Lepine J., Podsakoff & Lepine M., 2005).

Estas demandas retadoras pueden incrementar la motivación si se asocian de forma positiva con diferentes aspectos, como el esfuerzo que se realiza a la hora de afrontar los objetivos que se pretenden alcanzar, el que se dedica a acabar una tarea en un tiempo límite o la probabilidad de que consiguiendo el objetivo se obtengan determinadas recompensas (reconocimiento social, satisfacción personal). Sin embargo, esto tiene una aplicación directa con la adicción al trabajo, puesto que la presencia de éstos en el lugar de trabajo también podría convertirse en un ambiente favorable para posibles adictos. Así, estas demandas retadoras podrían convertirse en demandas potenciales de la generación de ambientes adictivos (la sobrecarga de trabajo y la presión temporal).

Se trata de efectos recíprocos entre las demandas retadoras y la adicción al trabajo (workaholism). En sus intentos por continuar laborando, los adictos pueden ir tan lejos como para crear activamente más tareas para ellos mismos. Pueden realizar sus proyectos de la forma más complicada posible, al desarrollar tareas innecesarias o incluso crear errores que retrasen su ejecución para posteriormente solucionarlos (Machlowitz, 1980).

Sí existen los puestos de trabajo adictivos, aunque hay que puntualizar que los adictos al trabajo (workaholics) tienen una mayor facilidad para percibir las demandas como retadoras, lo que a su vez repercute en un aumento progresivo de su adicción (Del Líbano Llorens, Schaufeli & Salanova, 2006b).

Perfil del adicto al trabajo

Uno de los elementos clave en la adicción al trabajo (workaholism), es la negación de la propia persona sobre lo que le está sucediendo. El adicto (workaholic) llega a creer las justificaciones a las que recurre ante las quejas de su familia o de sus compañeros de trabajo (Porter, 1996a) y siempre encuentran una explicación a su exceso de trabajo.

Perfil psicosocial del adicto
*Negación de la situación.
*Manipulación de la información.
*Comunicación interpersonal deficiente.
*Alta necesidad de control. No delega.
*Alto compromiso con la organización.
*Trabajo extra:
- Se lleva trabajo a casa.
- Trabaja los fines de semana.
- Trabaja durante sus vacaciones.
- Trabaja estando enfermo (presentismo)
*Sus hábitos laborales exceden siempre lo prescrito.
*Bajo rendimiento laboral a medio/largo plazo.
*Desarrollo de tareas innecesarias para justificar su exceso de trabajo.
*Problemas de salud.
*Problemas extra-laborales (baja calidad relaciones extra-laborales e insatisfacción fuera del trabajo) (Del Líbano et al, 2006b).

Estrategias de prevención

Las acciones preventivas se clasifican en tres ámbitos. 1. Acciones individuales; 2. Acciones organizacionales; y 3. Acciones extra- organizacionales (Llorens, Del Líbano, Schaufeli & Salanova,2006).

Además, en función de su objetivo, se distinguen cuatro tipos de estrategias de prevención: 1. Identificación de los riesgos psicosociales de la adicción; 2. Prevención primaria; 3. Prevención secundaria; y 4. Prevención terciaria.

1. Acciones individuales

Se centran en mejorar los recursos personales de los adictos al trabajo (workaholic).

Primero, se debe hacer una identificación del problema; en este punto es necesario realizar un adecuado autodiagnóstico.

La prevención primaria, implica la asistencia a cursos específicos de formación y constituye una de las estrategias de prevención por excelencia. Un tipo de formación actualmente es lo que se conoce como workshops o talleres específicos de competencias emocionales. Otro tipo implica el entrenamiento en la reducción de la presión y el ritmo de trabajo a que están expuestos. Otra estrategia consiste en fomentar los niveles de autoeficacia; es decir, potenciar la creencia en la propia competencia para realizar bien conductas futuras, deben impartirse actividades de formación para incrementarla.

En la prevención secundaria destacan tres grandes estrategias. 1. Generar un grupo de apoyo de compañeros en donde se movilice el apoyo social cuando el adicto lo necesite. 2. Destacan el coaching y la consulta que se refiere a situaciones en las que los expertos ayudan a los adictos al trabajo (workaholics). 3. Planificación de carrera, que incluye dos componentes fundamentales:

• Un autoanálisis respecto a las propias fortalezas, debilidades, intereses y habilidades, así como una valoración de los niveles de adicción en ese momento.
• Una oportunidad de análisis que permite identificar el rango de roles organizacionales disponibles.

En la prevención terciaria destacan el asesoramiento y la psicoterapia. Ambas pretenden, mediante un acercamiento cognitivo-conductual, fomentar cambios una vez que la adicción se ha manifestado. En varios países existen asociaciones en las que se reúnen los adictos al trabajo al estilo de alcohólicos anónimos (AA), donde los adictos comparten sus problemas y tratan de ayudarse unos a otros a superarla a través de sus experiencias personales.

Desde la nueva perspectiva de la psicología organizacional positiva, se ofrecen también directrices de intervención, detectando a los individuos que tienen lo que se conoce como personalidad resistente (Kobassa, Maddi & Kahn, 1982), que actúa de forma positiva ante situaciones de estrés y que resulta una fuente de resistencia al mismo. Los empleados con esta personalidad presentan altos niveles de compromiso o capacidad para creer en la verdad, en la importancia y en el valor de lo que uno es y está haciendo.

2. Acciones organizacionales

Estas actividades se dividen en distintos niveles de prevención (primaria, secundaria y terciaria): donde es importante que se produzcan cambios en el clima y la cultura organizacional. La organización debe, realizar una identificación del problema. Se trata de detectar si existe la problemática en su empresa o en alguna área, unidad o puesto específico y quién de sus trabajadores la padece. Normalmente, se realiza mediante una auditoría de la adicción y con ella se reconoce que la adicción al trabajo (workaholism) es un problema legítimo.

La prevención primaria implica la mejora del contenido del puesto de trabajo, que consiste en un re-diseño de los puestos que tendría como finalidad la de generarlos para que sean sanos.

Hay que cuidar la distribución del tiempo de trabajo, eliminando jornadas de trabajo excesivamente largas, garantizando la flexibilización de los horarios, la posibilidad de realizar pausas, disponer de un lugar adecuado para ello, etc. Las pausas deben permitir desconectarse de los temas de trabajo y que la persona pueda apartarse físicamente de su lugar de trabajo. Otra actividad organizacional importante consiste en el diseño y gestión de programas corporativos en el que los trabajadores puedan realizar algún tipo de ejercicio físico, como el fitness o programas de salud. Con este tipo de iniciativas, se logran disminuir costos, mejorar la salud de los empleados, incrementar la productividad y las relaciones en el trabajo.

En la prevención secundaria, es necesario intervenir en el clima y cultura organizacional garantizando procesos de socialización anticipatoria adecuados, donde se promueva una imagen realista del puesto de trabajo y una exposición gradual del trabajador a las demandas del mismo, generando políticas anti-adicción ya desde los inicios de la vida laboral del nuevo empleado (Porter, 1996b). Otra estrategia consiste en el desarrollo organizacional, el cual implica un programa de intervención planificado que tiene como objetivo mejorar las operaciones internas de ésta.

En la prevención terciaria se puede diferenciar dos estrategias fundamentales:

a. La institucionalización de los Servicios de Seguridad y Salud Ocupacional. Pueden reducir el estrés en general y la adicción al trabajo mediante cinco estrategias fundamentales.

I. La monitorización, realizando auditorías y evaluaciones personales que les permitirán desarrollar programas preventivos.
II.Coordinar los esfuerzos de expertos provenientes de distintos campos, así como integrar niveles de análisis y aproximaciones distintas.
III. Proporcionar servicios de asesoramiento dirigidos a aquellos trabajadores con problemas, en nuestro caso adictos al trabajo.
IV.Derivar al trabajador adicto a servicios de salud (mental) especializados.
V. Desempeñar el rol de rehabilitadores de los trabajadores en proceso de recuperación de la adicción al trabajo.

b. El diseño de los Programas de Asistencia al Empleado (PAE). Originalmente estos programas fueron desarrollados para trabajadores alcohólicos, actualmente se aplican a problemas de estrés laboral en general, y en el caso de la adicción al trabajo (workaholism) en particular. Estas actividades de asistencia implican la prevención, identificación y tratamiento de problemas personales que afectan negativamente al desempeño laboral.

3. Acciones extraorganizacionales

La adicción al trabajo (workaholism) debería considerarse como un problema familiar, ya que surge de y es mantenido por dinámicas no sanas (Hayes, 1991). Además, tiene su impacto sobre la familia. Robinson & Kelley (1998) señalan que los padres adictos al trabajo crean un ambiente familiar que incrementa la probabilidad de generar problemas psicológicos en los hijos, como mayor ansiedad y depresión. Además, las parejas de estos se sienten ignoradas, solas, relegadas a las demandas de ellos, controladas, necesitadas de atención, consideran que su relación es demasiado seria y se sienten culpables e inseguras respecto de su propia salud mental (Robinson, 2000). En este sentido, es aconsejable la realización de terapias familiares, en las que se explica a las personas más cercanas a él, en qué consiste su enfermedad y se les da una serie de pautas a seguir para ayudarles a superar su adicción. En el ámbito social sería muy importante que se realizaran campañas en las que se advirtiera a la población, primero de la existencia de esta patología, de su aparición cada vez más común en las organizaciones y, después, de las consecuencias negativas que implica a nivel individual, grupal y social.

La adicción al trabajo (workaholism) es un problema psicosocial que como tal conlleva consecuencias negativas para el trabajador (ansiedad, conductas compulsivas, aislamiento social, etc.), para la organización (disminución del rendimiento, conflictos sociales, etc.), para la familia y para los ambientes extraorganizacionales (divorcios, problemas familiares, disminución de las redes sociales, etc.). Y en la salud, no es extraño que aparezca: depresión, hipertensión, infartos, accidentes cardiovasculares, úlceras de estómago y hasta intentos de suicidio.

El trabajo, fuera de control es realmente dañino y puede acabar con la vida de un trabajador que todos creían camino al éxito.

Fuentes:
blog.occeducacion.com
Adicción al trabajo (workaholism). Patología psicosocial del siglo XXI. Por Enrique Catañeda Aguilera























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