¿Qué
es el duelo?
Es
la respuesta personal y subjetiva para afrontar una pérdida. Se busca una vía
de sobrevivencia emocional y se retoma un sentido de vida. Involucra un trabajo
consciente y si no se elabora puede producir estancamiento.
En
otras palabras, el duelo es un proceso que sigue a la pérdida de algo o de
alguien. Muchas personas lo relacionan con la muerte de un ser querido, pero la
verdad es que el duelo es algo que todos experimentamos después de cualquier
tipo de pérdida como puede ser el trabajo, una mascota, el hogar, la casa, las
expectativas, un sueño, una relación de pareja o amistad, un matrimonio, un
hijo dado en adopción, una capacidad después de un accidente, etc., todo esto
puede llegar a ser devastador para la persona que lo sufre.
Manejar
un duelo es aceptar la pérdida como una realidad, pero provocando un movimiento
mental hacia algo más, hacia un nuevo objetivo. No se trata de remplazar, pero
sí de desarrollar una nueva opción en donde se encuentre un significado que nos
conecte con todas esas capacidades y recursos que se poseen para no caer y
provocar un sufrimiento estéril.
Se
trata de buscar salir de la sensación de dolor, de temor, de incapacidad, de
inseguridad y de pérdida junto con todos esos temores y creencias limitantes para
lograr retomar otra vez nuestra vida. Hay que generar nuevos objetivos y
resolver el duelo lo más pronto posible, pasando por las diferentes etapas
necesarias y viviendo cada una de ellas. Debemos concientizar de que las
pérdidas son inherentes de la vida, pero ésta no acaba ni se para. La pérdida
es un reto para seguir creciendo, para superarnos y desarrollarnos como seres
humanos.
La
mayoría de los libros sobre el duelo sostienen que la persona afectada debe
atravesar por cuatro o cinco etapas para resolverlo: el periodo de la negación,
la ira, la resignación y por último la aceptación.
Aquí,
hay que resaltar la gran diferencia que existe entre la resignación que implica
dolor y un cambio de vida donde ya no hay un significado, es decir, vivir en el
sufrimiento, las lamentaciones, la carencia y la falta de ilusión, donde ya
nada vale la pena pues toda la atención está puesta en lo que ya no se tiene y esto
se ve manifestado continuamente a la hora de hablar de ello.
Tomemos
en cuenta que las palabras y los pensamientos tienen una carga emocional, y por
ende, la manera de usarlos se hará presente en nuestra actitud ante la vida, es
por esto que el PNL (programación
neurolingüística) nos dice que el problema no está en el hecho en sí, sino
en la forma que codificamos mentalmente el mismo. El descubrir la manera en que
lo hacemos nos puede dar la pauta para superar el duelo. Esto nos ayudará a
reconectarnos con los momentos felices, la riqueza que nos dejaron esos hechos
o esas personas. En pocas palabras, se trata de no enfocarnos "en el
negrito del arroz", sino darnos cuenta de cuántos arroces blancos existen
a mi alrededor.
En
ocasiones es bueno preguntarse: ¿para qué me sirve seguir lamentándome de este
hecho en mi vida? ¿Cómo puedo salir de esto? ¿Qué opciones diferentes hay a mí
alrededor? ¿Cuál sería la mejor? ¿De qué manera puedo usar mi libre albedrío
para salir de esto y sentirme bien? ¿Qué pasaría si intento algo más? ¿Cuáles
son los beneficios de una nueva actitud?
Este
tipo de preguntas implican un movimiento mental, un desatascarse que lleva a
tomar otra conducta. Estas preguntas son como si mi yo vivo, productivo,
lanzara una cuerda al pozo donde se encuentra mi yo inactivo para sacarlo,
mostrarle las opciones y decidir lo mejor para vivir plenamente y dejar lo
pasado en el pasado, sólo retomando la riqueza, los recursos y las enseñanzas
que me dejó.
PUNTOS IMPORATANTES:
Tipos de pérdidas:
1.
Relacional: muerte, separación o abandono. Consecuencia: ansiedad por contactar
a los seres queridos.
2.
Ambiental: incendios, desalojos, catástrofes. Tristeza, sensación de miedo.
3.
Expectativas: Negocios, familia, trabajo. Consecuencia: Sensación de no ser
aceptado o querido.
4.
Objetos: robos, pérdidas, desapariciones. Consecuencias: ansiedad, angustia.
5.
Habilidades: vejez, amputaciones, capacidad física. Tristeza, baja autoestima.
(Ejecutivos, militares, deportistas).
6.
Cuerpo: accidentes, amputaciones.
Consideraciones:
. Se
entiende como “muerte”, la paralización de las funciones orgánicas.
.
Los avances tecnológicos alejan la idea de la muerte, sin embargo, en otros
casos puede convertirse en perturbador:
vidas dependiendo de un aparato.
. No
nos preparan para las rupturas y la muerte y es lo único seguro que tenemos en
la vida.
. La
vida se fracciona “en cuadritos” y hay que reconstruirla. Reconstruir
paradigmas.
. Un
duelo normalmente dura de 1 a 3 años.
. En
la actualidad hay demasiadas personas viviendo duelos en soledad.
.
Todos los tipos de pérdida deben ser elaborados. Es fundamental vivir el
proceso en compañía.
.
Cada persona lleva su propio proceso. Un niño antes de los 9 anos no entiende
que el ser muerto no come ni bebe, etc.
.
Las sociedades construyen su propia
cultura sobre la muerte: creencias en el mas allá.
.
Las personas arraigadas a lo material sufren más.
.
Las familias repiten sus historias de duelos anteriores repitiendo patrones.
.
Las muertes naturales son más fáciles de elaborar, dependerá del apego.
.
Elaborar el duelo no es olvidar, es aprender. Los que se van sólo cambian de
estado.
. Se
excluye a los niños de las situaciones de duelo.
Tipos de duelo:
1.
Duelo anticipado. Enfermedades crónicas.
2.
Duelo crónico. Depresión permanente.
3.
Duelo suprimido. No aceptado.
4.
Duelo ambiguo. Desapariciones.
5.
Duelo no validado. Suicidio, sida, niños recién nacidos.
Síntomas presentes en el duelo:
Tristeza,
aturdimiento, perplejidad, afecciones corporales, alteración del sueño, poca
concentración, negación, depresión, alucinaciones, rabia, culpa, apego, miedo,
perdida del sentido de la vida, se resquebraja el sistema de creencias.
Fases del duelo:
1.Negación:
rebeldía. Anestesia.
2.Depresión:
agobio, tristeza, abatimiento, soledad. Búsqueda de lo perdido,
desorganización.
3.Resignación:
no hay nada que hacer, aceptación consciente, dolor. Reorganización, nueva
visión del mundo.
1.
Hacer juegos de separación en la infancia. (Cuentos, mascotas, viajes)
2.
Revisar la actitud de la familia frente al duelo. Modelaje.
3.
Incorporar la temática en escuelas. Trabajo triangulado.
0 a 2 años: Separación percibida como
abandono. La vida es movimiento, ahora hay inamovilidad. Presencia de
regresiones: descontrol de esfínteres, juegos repetitivos). Recomendación: Mantener las rutinas,
buscar cuidador sustituto. Reducir sonidos estridentes que producen miedo.
3 a 5 años: El niño no entiende que el
cuerpo ya no funciona, presencia de variaciones de ánimo y miedos nocturnos,
síndrome de niño bueno/malo (culpa) Recomendaciones: recordar en positivo luego
de la fase de shock, reconocer el
sentimiento del niño y ponerle nombre, ejemplo: tienes rabia, acompañar en la
noche, dar afecto físico constante, mantener la rutina.
6 a 8 años: Entiende la
irreversibilidad de los hechos, se muestra inquieto por el funeral, se muestra
inestable emocionalmente. Recomendaciones:
validar el sentimiento del niño: te sientes triste, compartir el duelo con el
niño, mantener la rutina. Rituales de despedida.
9 a 11 años: Entiende la
irreversibilidad de la muerte, pero la percibe como mala. Emociones exacerbadas. Sensación de abandono,
resentimiento, no sabe que hacer con tanto dolor. Recomendaciones: mantener rutinas, anticipar momentos para retomar
seguridad, una mayor incorporación en rituales familiares, escucha activa,
mantener rutina y límites.
Estrategias para el manejo del duelo:
1.
Darse tiempo y permiso para normalizar la vida, evaluando lo que es valioso o
no y aceptando un nuevo estilo de vida y obteniendo crecimiento, conciencia y
visión personal.
2.
Reconocer la pérdida a nivel mental y emocional. Acercarse a la perdida,
contarlo, recordar lo sucedido.
3.
Liberar todos los sentimientos. Entender el llanto como una herramienta de
sobre vivencia.
4.
Desarrollar adaptabilidad, nuevas aptitudes.
5.
Establecer nuevas relaciones y motivaciones.
6.
Establecer metas diarias para activar motivación.
7.
Reconocer y disfrutar los momentos
alegres.
Como ayudar a superar el duelo:
Empatía
con el doliente. Acompañar en el silencio.
1.
Invitar a recordar, no a olvidar. Escuchar a la persona afectada. Preguntar:
Qué sientes, qué pasó, cómo pasó.
2.
Buscar enlaces con personas significativas de la persona afectada para hacer
puentes emocionales. Hacerla sentir necesaria para ayudarla a reencontrar un
nuevo sentido de vida.
3.
Capacitar a la persona afectada en las nuevas ocupaciones que tendrá que hacer.
4.
Acompañarla en rituales y ejercicios de visualización para desprenderse de los
aspectos inconclusos.
5.
Fortalecer los lazos familiares y de amistades. Involucrar al doliente en
rituales familiares.
6.
Atender a la alimentación y el descanso
del afectado.
7.
Re vincular positivamente. Acercarlo a compañías en espacio de paz.
8.
Ayudarlo a reconocer los pequeños momentos de alegría.
9.
Ayudar a otros que han pasado por la misma circunstancia.
10.
Estar DISPONIBLE para la persona afectada.
11.
Abrazar. Se consideran 4 abrazos diarios para sobrevivir, 8 abrazos para
sentirse bien y 12 para realizare como persona.
No
caer en la tentación de consolar.
1.
Preguntar al doliente POR QUÉ.
2.
Expresar: No debió ser, debes ser fuerte, Dios lo quiso así, suerte que tienes
otros hijos, ahora él está feliz, trata de olvidar.
3.
Tomar decisiones importantes sin haber elaborado el duelo. Nuevo embarazo,
mudanza, cambio de trabajo, matrimonio, etc.
Rituales:
Los
rituales ayudan a aceptar y elaborar la
pérdida.
Algunos
rituales de despedida:
1.
Escribir carta, quemarla.
2.
Globo de helio.
3.
Encuentros sociales en donde se habla de la persona fallecida, lo aprendido, su
legado, etc.
4.
Expresión artística. Dibujar, cantar, escribir.
5.
Hacer caja de recuerdos.
Decálogo:
1.
Darse tiempo y permiso para elaborar el duelo.
2.
Sea usted mismo, no lo que los demás quieren que usted sea.
3.
Reconozca que es vulnerable.
4.
Ayúdese médicamente si es necesario con apoyo médico.
5.
Ayúdese de familiares que han pasado por esto.
6.
Valore lo esencial en su vida.
7.
Celebrar lo bueno por encima del dolor vivido.
8.
Fortalezca los vínculos.
9.
Elabore tareas.
10.
Ayude a otros a superar las perdidas.
Morir
es recibir un título universitario que permite seguir un post grado más cerca
del Jefe si se hace correctamente y si es así, ¿quién no lo desea cuando se
aspira a seguir subiendo en la profesión del alma?
Hijos,
deben aprender a ver con el corazón, con la emoción, esa es la manera de no
dejarme de ver jamás aunque físicamente me tenga que marchar algún día. Si
conservan esas facultades, pocas veces sentirán desespero por mi ausencia.
Sé
que si yo no estuviera, Dios se ocuparía de enviar cada día, mis actos y mi
amor a través de las personas que los traten de ayudar. La protección, amor y
compañía de toda la familia estarán inspirados por mí, seré yo quien les estaré
hablando. Éstas
no son palabras de resignación, crean en mí, ¡No le hagan caso a los locos!
María
Antonieta Angarita
BUSCA
LO MÁS HERMOSO QUE HAY EN EL FONDO DE TODAS LAS COSAS. QUE
BELLO ES MORIR CUANDO BIEN SE HA SABIDO VIVIR. INVENTEMOS
UN CIELO JUNTOS
Fuente:
Rojas Santiago. (2009). Manejo del Duelo.
Resumen audio libro.
Keller Luisa Elena, (2010). Manejo del
Duelo. UNIMET
María
Antonieta Angarita (Miembro Consultor
REDEM en Venezuela)
PNL,
Estrategias en programación neurolingüística. Proceso de duelo.
Excelente muy completo, gracias por la informacion
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado. Un saludo muy especial de aquí para allá.
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