La
elección libre es una actitud personal ante un conjunto de circunstancias para
decidir el camino que cada persona quiere elegir. La manera en como se traza es
algo individual e independiente. Los principios y valores morales de los seres
humanos se originan en la familia y por consiguiente influyen de manera directa
en el desenvolvimiento de los miembros de la misma en la sociedad. Esto
construye y edifica la actitud del mundo. La infidelidad o el engaño hacia sí
mismo se traduce como malos cimientos en la personalidad, lo cual hace que no
se cumpla cabalmente con los verdaderos principios, consiguiendo así la
sociedad de esta manera, incluir a todas las personas en su camino sin rumbo,
hacia un futuro indescifrable, el cual no tiene base, salida, ni llegada.
La
fidelidad es la libre expresión de las aspiraciones, el deseo de tener fe en lo
que se cree y en darse autovaloración como persona individual dentro de una
colectividad.
La
mayoría de las personas no son autónomas, siguen la vida de otra para sentir
que encajan en la sociedad, la cual es cada día más exigente y materialista,
importándole sólo las apariencias y no la verdadera lealtad a sus principios.
Las
observaciones de la vida se basan principalmente en el cumplimiento de algo, en
la responsabilidad, en la palabra y lealtad que pueda tener alguien, tanto con
los demás como consigo mismo.
La
fidelidad a los principios inherentes del ser humano, debe ser algo
fundamental, que influya directamente, bien sea en las reacciones cotidianas de
la vida, como en las grandes decisiones. La práctica de este valor también
trata, de poseer criterio propio en todos los aspectos, y tener bases
sustentables y firmeza en cuanto a opiniones, manera de expresarse y aplicación
de las mismas para la construcción del camino de la vida; el cual se traza
debidamente fomentando la relación con el ser interno, porque para estar en paz
con los demás primero se debe estar en paz consigo mismo, traduciéndose todo
esto como respeto y fe interior.
Los
principios y valores son de vital importancia para el desarrollo de un ser
humano integral, libre, consciente y espiritual. Tal y como dijo en su ensayo
sobre fidelidad: Meyasa, Fernanda: “… Ser fiel es creer con el alma, y no
fallar a esa creencia…”.
Esto
quiere decir que la fe se pone a prueba de manera cotidiana y que para pasar la
prueba se debe creer con el alma y con el corazón, no dejar que los
pensamientos de otros se cuelen en los individuales, sino que por el contrario,
los individuales permanezcan allí, haciendo saber al subconsciente que la fe en
ellos nunca se irá.
No
se depende de nadie para ser un ciudadano respetuoso y con valores. Si bien, la
sociedad siempre influye en las personas para hacerlas cambiar de pensamiento,
las que verdaderamente son fieles a lo que creen, sienten y piensan, no cambian
de parecer con respecto a su visión del mundo, así como tampoco cambian la
manera en como actúan ni en como deciden. El mundo está en constante evolución,
y esto es lo que ocasiona un conflicto entre las personas que son fieles a sus
principios y aquellas que cambian por innovación y no por decisión autónoma. La
fidelidad se da por acción principal de la memoria voluntaria, es decir, que no
se olvida lo inherente del ser mismo, sino que se recuerda, se aplica y no se
deja de lado.
Para
ser fiel se debe tener una gran voluntad de espíritu, porque ser fiel es
prometer algo, sin importar las circunstancias en que se tenga que cumplir. En
este caso mantener los ideales firmes y los valores allí, sin tomar en cuenta
las situaciones y presiones que se puedan presentar, porque el futuro es
incierto.
Según
la Real Academia Española, la fidelidad es sinónimo de lealtad y fe;
puntualidad y exactitud en la ejecución de algo. Por tanto, se puede decir que
es una virtud en todo tipo de relaciones; consigo mismo, con otro, con la
comunidad. Es ser feliz siendo transparente y honesto en cuanto a las acciones
que se tomen y en la forma de pensar. Este valor lleva al ser humano a cumplir
y a no defraudar, independientemente desde el punto de vista que se vea, es
decir, relativamente.
Cuando
se es fiel, principalmente se promete algo. Pero para cumplir de manera real,
se deben complementar estas palabras con hechos, los cuales llevan a deducir la
realidad de las personas y la verdadera esencia de su personalidad.
La
creencia en algo hace a una persona fiel. Ésta se practica con amor, cariño,
tolerancia y valentía; porque sólo aquel que es valiente puede ser fiel y
llegar a ser ejemplo de vida, manifestando el respeto que tiene por sí mismo y
por su creación.
En
la sociedad actual, la lealtad es cuestión de tiempos pasados, y nada moderno.
Ya casi nadie la practica, y tampoco les interesa hacerlo. Se piensa que no es
necesaria porque la fe en los verdaderos principios ya no se usa. Creen que los
valores son para los religiosos y no para las personas comunes.
La
fidelidad en todos los aspectos es una misión que todas las personas deberían
cumplir y aprender para ser felices unos con otros, sin engaños, mentiras ni
falta de confianza. El amor se basa en el respeto, el respeto se basa en la
confianza, y la confianza, a su vez, lleva a la lealtad, la cual es sinónimo de
ser fiel.
Para
ser realistas, las relaciones humanas son complejas, la pérdida de valores a lo
largo de los años ha causado estragos en las familias de todo el mundo. Si no
se toma conciencia, esto se traduciría en la atadura de manos y corazón de la
gente, la cual está perdiendo la sensibilidad y vulnerabilidad con su prójimo.
La frivolidad se está apoderando rápida y considerablemente de la humanidad y
los principios que se supone deben estar allí, se han marchado junto con la
transparencia y la verdad, porque estos tiempos son difíciles y la misma es
escasa. Actualmente para la mayoría de personas, la fidelidad es cosa del
pasado y no ganarían nada con practicarla; pero si se tiene conciencia y
memoria, se tendrá presente que los fieles siempre obtienen su recompensa: la
paz interna; pero los que faltan a este principio, obtienen la desidia de
pensamiento, soledad e intranquilidad, lo cual hace que no puedan llevar una
vida tranquila, ni tener en paz la conciencia, la cual día a día está allí,
inherente dentro de ellos mismos.
El precio de ser fiel
a los principios
Carrie
era la gran favorita para ganar la corona en el concurso Señorita Estados
Unidos 2009. Pero cuando todo parecía apuntar en esa dirección, la pregunta de
Pérez Hilton, uno de los jueces, cambió por completo la situación.
—Hace
poco —dijo Pérez Hilton— Vermont se constituyó en el cuarto estado en legalizar
el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Crees tú que cada estado debería
hacer lo mismo?
Pregunta
cargada de dinamita. Carrie sabe que su respuesta le puede costar la corona.
¿Dirá al juez lo que él quiere escuchar, o será fiel a sus convicciones?
—Yo
creo que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer —respondió Carrie—.
No es mi deseo ofender a nadie, pero así fui criada y así creo que debe ser:
entre un hombre y una mujer.
Apenas
Carrie concluyó, se escucharon los abucheos. El concurso siguió adelante, pero
Carrie Prejean, representante de California, sabía que para ella el evento
había terminado. El mismo juez que le hizo la pregunta comentó después de finalizada
la competencia: «Perdió por esa pregunta. Su respuesta ofendió a millones de
homosexuales y lesbianas en los Estados Unidos» (www.abcnews.go.com; 20 de
abril de 2009).
Ahora
bien, ¿no podría haber dado Carrie una respuesta que no la comprometiera? Por
ejemplo: «Éste es un tema muy delicado. Creo que cada individuo tiene que
decidir qué es lo mejor. A fin de cuentas, lo más importante es el amor».
¿Podría
haberlo hecho? Permitamos que ella misma responda: «Mi respuesta me costó la
corona [...]. Pero dije lo que pienso. Expresé la opinión que le hace honor a
lo que soy y eso es todo lo que puedo hacer. [...]. Aprendí desde pequeña a no
negociar jamás mis convicciones ni mis opiniones, por nada del mundo».
Es
decir, no podía dar la respuesta complaciente, porque al hacerlo habría negado
la esencia de su individualidad: sus convicciones. Y para Carrie esas
convicciones no son negociables.
¡Qué
bueno es saber que todavía hay jóvenes de este calibre! Cuando lo que está de
por medio tiene que ver con los principios, no hay nada en este mundo que los
aparte de la senda del deber.
¿Eres
tú también capaz de renunciar a la fama, al dinero y al poder para ser fiel a
tus principios?
Fuentes:
LA FIDELIDAD(ensayo). Autora: Cuéllar Pabón, María Geregny
El precio de ser fiel a los principios. Autor: John Carlos
Sotil Lujan 2012
Buenas por favor me pueden dar una reflexión sobre este texto
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