En ocasiones, la incompatibilidad entre
conductas, percepciones y objetivos, genera ciertas tensiones dentro de tus
grupos sociales, estas tensiones regularmente se convierten en conflictos, pero, ¿qué podemos hacer para manejarlos?
Detrás de un conflicto puede haber una
oportunidad de cambio. Para George Kohlrieser, colaborador del portal World
Business Ideas, los conflictos más extremos pueden ser resueltos a través de la
unión, el diálogo y la negociación.
Una
diferencia bien manejada en la empresas ayuda a incentivar la innovación y crea
equipos fuertes; lo mejor es encarar los problemas abiertamente y buscar
soluciones integrando a todas las partes.
El
manejo de conflictos dentro de la empresa es una situación extrema que puede
traer beneficios tanto a los dirigentes como a los empleados de la
organización, ya que su resolución implica cambios y mejora de los procesos.
El
conflicto puede surgir de las diferencias entre dos o más personas, o como
resultado del desacuerdo hacia políticas o procesos de los dirigentes, señala
el experto en Comunicación Organizacional, Iván López.
"Cuando
se abordan los problemas de forma apropiada, el resultado ayuda a que el
personal sea más innovador, estimula la creación de equipos eficaces y eleva la
productividad", señala López.
La
mejor forma de resolver un conflicto es encararlo de forma abierta, ya que ello
mejora las posibilidades de lograr acuerdos que permitan alcanzar objetivos,
asegura el experto en Liderazgo, Conducta Organizacional y Negociación de
Conflictos, George Kohlrieser.
Y ya
que este fenómeno es algo inevitable en una empresa, conoce las recomendaciones
de este experto, quien dictará un Special Management Program de Negociación y
Gestión de Conflictos el 25 de septiembre en la Ciudad de México.
1. Cultiva un vínculo con tu
"adversario": La clave para desarticular un conflicto radica en
establecer un vínculo -o restablecerlo si se ha deteriorado- con la otra parte.
Para ello no es necesario que el individuo te agrade; lo único que hace falta
es un objetivo en común. Trata a la persona como a un amigo, y basa la relación
en el respeto mutuo y la cooperación. Los líderes deben aprender a diferenciar
entre la persona y el problema, y evitar las reacciones negativas a los ataques
o las emociones intensas.
2. Dialoga y negocia: Es importante no
apartar la conversación del tema en cuestión, mantenerse concentrado en un
resultado positivo y ser consciente de la meta común. No te muestres hostil ni
agresivo. La etapa siguiente es la negociación, en la que además de dialogar se
"regatea". El diálogo y la negociación producen transacciones
genuinas y productivas para ambas partes.
3. "Pon el pescado sobre la
mesa": Esta expresión significa plantear una cuestión difícil sin
hostilidad. La frase proviene de Sicilia, donde los pescadores exponen su botín
sobre una gran mesa, para limpiarlo en conjunto. Si lo deja "bajo la
mesa", empieza a pudrirse y a oler mal. En cambio, si planteas el
problema, puedes empezar a aclarar el enredo. Debes ser directo pero respetuoso
y hablar siempre en el momento oportuno.
4. Comprende la causa del conflicto:
Entre las raíces de una discrepancia se encuentran las diferencias en materia
de objetivos, intereses o valores. También podrían influir percepciones
opuestas de un problema y hasta estilos de comunicación distintos. El poder, la
rivalidad, la inseguridad, la resistencia al cambio y la confusión de roles son
otros motivos de desacuerdo. Es crucial determinar si el conflicto se da por
intereses o necesidades. Los primeros son más transitorios y superficiales,
como la posesión de tierras, el dinero o un empleo; las necesidades son más
básicas y difíciles de negociar: identidad, seguridad y respeto, por nombrar
algunas. Muchos conflictos parecen obedecer a intereses, cuando en realidad son
producto de necesidades.
5. Aplica la ley de la reciprocidad:
Ésta es la base de la cooperación y la colaboración. En general, lo que das es
lo que recibes. Recientemente, varios investigadores han descubierto
"neuronas espejo" en el cerebro, lo cual indica que el sistema
límbico (cerebro emocional) donde se encuentra la empatía, recrea en nosotros
la experiencia de las intenciones y las emociones del otro. El intercambio y la
adaptación interna permiten que dos individuos sean capaces de identificarse
con los estados interiores del otro. En consecuencia, ambos podrán hacer las
concesiones necesarias en el momento debido.
6. Construye una relación positiva: Una
vez establecido un vínculo, nutre la relación y persigue el logro de los
objetivos. Trata de equilibrar la razón y la emoción, ya que aquellas como
miedo, enojo y frustración pueden desbaratar acciones bien planeadas. Entiende
el punto de vista de la otra persona, lo compartas o no. Recuerda que cuanto
más efectiva sea la manera en que comuniques tus diferencias y puntos de
concordancia, mejor comprenderás las preocupaciones del otro y mejorarás tus
probabilidades de alcanzar un acuerdo aceptable para ambas partes.
Eligiendo
como enfrentar los conflictos, podemos desarrollar un plan de acción primero
mental y luego en concreto, que nos permita abordarlos con éxito.
La violencia verbal o física nunca será una
estrategia para resolver problemas, sólo es una forma arrebatada, impulsiva y
poco racional de afrontar las diferencias.
Fuente: Tania M.
Moreno Martes, 22 de septiembre de 2009. CNNExpansión.com
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