Las
razones profundas de un recurso efectivo, pero doloroso para el otro
Para
conseguir cosas, o para no perderlas o para hacer más bella la realidad. Muchas
son las causas de la mentira. La cuestión es saber por qué la decimos y qué cosas
“disfraza” ella de nuestra vida.
Solemos
decir que odiamos la mentira, que no la toleramos, sin embargo nadie deja de
decirlas. La usamos para obtener algo, para no perderlo, o simplemente como
manera de embellecer o disimular algunos aspectos poco atractivos de la
realidad. Según Watzlawick hay una “realidad inventada”. La mentira es uno de
los recursos propios de la especie, todos los animales engañan, pero sólo
nosotros, poseedores del lenguaje, podemos mentir.
La definición de mentira
Según
el diccionario de la Real Academia es: “Expresión contraria a la verdad”.
Mentira deriva de mens, que en latín significa mente, pues lo falso es pura
invención de la mente. Mentir: “Dar a entender algo que no es verdad/ inducir a
error, engañar”.
Nosotros
para entendernos y compartir un código común diremos que la mentira es aquella
falta intencional a la verdad. Si la mentira, o el ocultamiento se convierten
en una práctica habitual, o centra la vida del individuo como es el caso de los
secretos familiares, las consecuencias para la salud pueden llegar a ser
graves. Una vida tejida con una trama de mentiras y ocultamientos equivale a
una vida no saludable, con consecuencias psíquicas y somáticas, porque implica
sostener ideales de bienestar a costa de un profundo miedo y una gran
desconfianza en la propia capacidad para enfrentar las cosas. Por otra parte si
alguien jamás hubiera mentido, en caso que eso fuera posible, estaríamos frente
a alguien que todavía no se ha individualizado como persona. La mentira individualiza
al niño, lo separa de su madre en tanto sujeto diferente a ella. Esto de alguna
manera lo intuyen los adultos que suelen festejar esa picardía del niño.
LA HISTORIA DE LA NO VERDAD
• La
historia de la humanidad comenzó con una mentira, y según la Biblia es la
responsable de nuestra caída. Pero no en todas partes el juicio es tan
negativo.
• En
el Corán se dice: “La mentira es más un arte, una cualidad, que un pecado…
cuando la verdad no trae más que sufrimientos”.
•
Tampoco nos podemos olvidar de un clásico de la literatura oriental “Las mil y
una noches” donde la mentira bien contada salva la vida de la protagonista y de
otras doncellas.
• En
Occidente la mentira no tiene tan buena prensa, quizás porque el concepto de
verdad y la posibilidad de poseerla ha dado poder a muchos.
MENTIRA Y GÉNERO
Siendo
como es un producto de nuestra mente, y por lo tanto de nuestra historia, de
nuestras creencias, de nuestros vínculos, no es lo mismo la mentira de la mujer
que la del hombre. Es imposible decir quién miente más si el hombre o la mujer,
lo que sí podemos afirmar es que son mentiras diferentes.
LA MENTIRA EN LA MUJER
•
Las mujeres somos más proclives a mentirnos a nosotras mismas porque
socialmente estamos atravesadas por exigencias que, muchas veces van en contra
de nuestros intereses e instinto.
• Se
dice que la mujer es antes que nada “madre” y esto implica alguien heroico,
generoso, capaz de prodigarse hasta el sacrificio, que su mayor ambición es
servir al otro, y su satisfacción es dar felicidad a quienes ama. Ha sido
educada para dar, ya sea a sus padres, hermanos menores, esposo, hijos. Durante
siglos una buena mujer era la que no tenía deseos propios, de ahí que tuvo que
aprender a resignarlos, aguantarlos, cuando no a disfrazarlos.
• El
problema es que nosotras compramos ese ideal y muchas veces no sólo le mentimos
a los otros para no defraudar sus expectativas, sino que también lo hacemos con
nosotras mismas. Las mujeres pasamos sin solución de continuidad de “Santas“ a
“Brujas”.
•
Una mujer convencida de que si piensa primero en ella, es “egoísta”, una mujer
para quien la rivalidad entre mujeres es inconcebible, una mujer que se exige
satisfacer las expectativas de todos los que ama, esa mujer no puede sino
mentirse.
•
Para que podamos ser sinceras en primer lugar tenemos que habilitar nuestros
deseos, y sentimientos.
•
Decimos que las mentiras de las mujeres suelen ser emocionales porque lo que
las ha puesto en juego suelen ser sentimientos: de envidia, humillación, celos,
bronca que no nos atrevemos a mostrar para no caer en la polaridad temida y
rechazada: la bruja.
LA MENTIRA DE LOS HOMBRES
• El
hombre, por lo general, miente para sacar ventaja, para eludir
responsabilidades, o para no tener que decir abiertamente que no.
• En
general no vive sus mentiras con culpa porque las considera una necesidad y
hasta es probable que ni siquiera considere que esté mintiendo.
• Al
estar más disociado, sus mentiras quedan prácticamente encapsuladas, eso
significa que no complican el resto de las áreas de su vida.
•
Claro que hay casos en que toda la vida es una mentira, pero esto ya excede la
mentira normal y entra en lo patológico, como es el caso de la película: “El
Adversario”.
SUS EFECTOS EN EL OTRO
•
Por lo general la mentira enoja y produce dolor, y no sólo porque el
destinatario de la mentira se siente confundido y haya perdido con su
interlocutor un código común, sino porque se siente excluido, se le ha roto la
ilusión de unión con la persona que le mintió. De ahí que las mentiras más
dolorosas son las que nos dicen las personas muy cercanas y amadas.
• La
fantasía de ser uno con el otro, de que no hay nada que lo separe, se ha roto.
Quien miente sabe que el otro es diferente a él, que está fuera y puede
ocultarle el contenido de sus pensamientos. Aunque el motivo de la mentira sea
no perder al otro, porque se lo ama y valora, en el instante que una persona
miente está dejando a su interlocutor fuera de sí, se produjo un quiebre entre
ambos.
•
Hay veces que los destinatarios de las mentiras son cómplices del mentiroso. Saben que le están mintiendo y no quieren
descubrirla. En general, esto obedece a la comodidad, o al miedo.
•
Por último ¿qué pasa con los que desconfían permanentemente, los que buscan
pruebas de todo? Éstos probablemente jamás se hayan sentido unidos a nadie. Son
los desconfiados, que permanentemente se sienten excluidos, y es probable que
desde esta postura, utilicen ellos mismos la mentira como recurso.
¿POR QUÉ MENTIMOS?
…
para conseguir algo que creemos no poder lograr por otros medios.
La
mayor parte de nuestras mentiras obedecen al impulso de aparentar lo que no
somos; y éste no es asunto menor, pues parece indicar que la mentira supone el
reconocimiento implícito de la propia insignificancia (supuesta o real), la
vaga sospecha de no ser, por uno mismo, suficientemente merecedor de interés o
atención. Alguien lo bastante satisfecho de sí
no necesita recurrir a la mentira para adornarse con cualidades
imaginarias o para desfigurar hasta la exageración las existentes. Es por eso
que para algunos la mentira es una forma pervertida de la humildad (Alfonso
Fernández Tresguerres).
Para
no pagar precios.
Para
no renunciar.
Para
conseguir cosas.
Para
proteger un mundo de ilusión.
Para
crear un mundo perfecto.
Mentimos
cuando carecemos de recursos frente a una realidad determinada, por eso no son
las situaciones las que nos llevan a mentir, sino nosotros quienes despojados
de otras herramientas apelamos a ella para no aceptar una frustración.
Cuando
una madre le dice a su hijito que el abuelo se fue al cielo, no lo hace por el
niño tal como ella pretende, sino por ella, ya que le resulta insoportable la
idea de la muerte.
Para
no perder, sea lo que fuere esté en juego: estima, honor, consideración, amor,
dinero, trabajo, etc.
Mentimos
siempre por nosotros mismos, pero pocos son los que asumen esta verdad, en
general decimos que lo hacemos por el otro, o porque las circunstancias lo
requerían.
De
esto podemos deducir una primera premisa:
“Siempre
que mentimos lo hacemos por nosotros mismos”.
CÓMO DESCUBRIRNOS A PARTIR DE LAS MENTIRAS:
Cuando
alguien nos mienta, o nosotros lo hagamos pensemos:
¿Cuál
es el propósito de la mentira?
¿Qué
quiere obtener, o qué no perder?
¿Qué
recurso debería tener para no mentir?
¿Qué
fantasía hay detrás de la mentira?
¿Qué
ilusión está preservando?
¿Qué
pasaría si renunciara a aquello que intenta preservar o ganar?
Es
importante tener en cuenta que la mayoría de las veces descubrimos que los
efectos de la verdad son menos catastróficos de lo que creemos.
Fuente:
http://www.revistabuenasalud.cl/por-que-mentimos/
Asesoramiento:
doctora Graciela Moreschi, médica psiquiatra.
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