Si
bien es cierto, hoy en día es cada vez más difícil encontrar un trabajo bien
remunerado y que cubra todas tus expectativas. Las personas que se encuentran
laborando, viven con un constante miedo a perder en algún momento su puesto, ya
sea porque llegó alguien con muchos más conocimientos, o simplemente no está
logrando los resultados esperados, por lo que en ese afán de dar lo mejor de
sí, nos topamos con un gran número de personas que se vuelven “Adictos al
trabajo”.
De
acuerdo a la última encuesta realizada por OCC Mundial, 13% de los
profesionales mexicanos se consideran adictos al trabajo:
*34.5%
de ellos trabaja más de 60 horas a la semana
*8
de cada 10 profesionales recibe correos y contesta llamadas de trabajo en su
tiempo de descanso
Así
mismo, existen algunas empresas y ejecutivos que presumen de tener como norma o
sistema, trabajar siempre más allá de los horarios convencionales. Para estos
empresarios, un rasgo de éxito es no tener tiempo de salir a comer, ni ratos
de ocio o vida familiar. Consideran el descanso y las vacaciones como momentos
que sólo vendrán en su etapa de jubilación. Además, si tienen gente a su
cargo, también le exigen disponibilidad las 24 horas del día y de los 365
días del año. Quienes cumplan con estos requisitos y sigan la misma línea
serán considerados como empleados sobresalientes.
Por
una parte, la cultura organizacional actual favorece este tipo de actitudes. El
control de presupuestos provoca que haya gente que asume la función de dos
cargos o más. Por otro lado, el fantasma del desempleo atemoriza a la
mayoría, así que los trabajadores tienden a aferrarse a su empleo, como lo
fundamental en su vida.
Hoy
en día, las empresas luchan por conseguir ser las mejores en su área, y
necesitan trabajadores que se dediquen a ellas al máximo, para que las hagan
más competitivas. Por lo que, las organizaciones buscan trabajadores con
perfiles determinados, con un alto compromiso laboral, responsables y con gran
dedicación, fomentando una mayor prevalencia de la adicción al trabajo
(workaholism). En los últimos años, se ha podido comprobar cómo una cantidad
cada vez mayor de personas lo padecen, encontrando extremadamente complicado
dejar de trabajar, incluso cuando tienen la oportunidad de hacerlo (Del
Líbano, Renedo, Llorens & Salanova, 2005).
El
trabajo constituye, la actividad más importante de la vida humana, por el
tiempo que se le dedica a éste. A través de éste es como el hombre se
perfecciona y se realiza a sí mismo como tal (Polaino, 1998).
Japón
es uno de los países desarrollados donde la cultura laboral tiene un gran
significado. Es donde surge el síndrome de karoshi, que significa “muerte por
exceso de trabajo”. Estas defunciones son provocadas por un ataque cardíaco
repentino, con antecedentes de hipertensión arterial y estrés laboral
prolongado. Este término empezó a utilizarse en la década de los ochenta,
cuando se produjo una gran expectación por las muertes asociadas a la adicción
al trabajo (workaholism) y que ha tomado una gran relevancia en la actualidad
por la persistencia de este trastorno.
La
adicción al trabajo (workaholism) es un concepto relativamente reciente. El
escaso número de investigaciones realizadas es uno de los motivos por los que
todavía no existe una definición común. Respecto a éste, aparece en 1968,
cuando el profesor norteamericano de religión W. E. Oates, lo utiliza para
referirse a su propia relación con el trabajo y lo comparó con otra adicción:
el alcoholismo. Éste surge de la unión del término trabajo (work) y
alcoholismo (alcoholism) y es definida como una necesidad excesiva e
incontrolable de trabajar incesantemente, que afecta a la salud, a la felicidad
y a las relaciones de la persona (Oates, 1968). Más tarde, en 1971, lo
conceptualizó en su libro sobre workaholism. La nueva síntesis conceptual
responde al intento de introducir los rasgos característicos del
comportamiento alcohólico, al ámbito del trabajo y del mundo laboral (Oates,
1971).
La
adicción al trabajo es un problema que cada vez se vuelve más común. No sólo
resulta ser un aspecto que entorpece nuestra plenitud diaria, sino que es una
enfermedad potencialmente peligrosa, como cualquier adicción. Es importante
distinguir que no se trata de pasar mucho tiempo en el trabajo, algo que suele
pasarle a muchos, sino es que a todos alguna vez, sino de que los “Workaholics” convierten el
trabajo en una vía de escape.
Sobra
decir que ser trabajador es una gran y valiosa virtud, sin embargo, irnos a un
extremo puede resultar un riesgo psicosocial. Para todas aquellas personas
enfocadas en un 200% a su vida laboral,
es mucho más importante el valor de su trabajo que el inculcar al mismo tiempo
una relación con sus compañeros, amigos y familiares.
Muchas
personas al pensar en adicción, inmediatamente lo relacionan a algún vicio, por
ejemplo al alcohol o drogas, sin embargo, va mucho más allá, calificándose como
un término aplicable en muchos aspectos de nuestra vida. Los trastornos
adictivos se conforman por dos componentes fundamentales: la falta de control y
la dependencia. El tener una obsesión con el trabajo tiene como característica
principal, una falta de control sobre
las horas “equilibradas” que se deben dedicar a nuestras responsabilidades
laborales, permitiendo a nuestro cuerpo y mente estar en plena armonía.
Características del adicto al trabajo
Se
dispone de cuatro criterios para definir al adicto: 1. Una especial actitud
laboral; 2. Excesiva dedicación de su tiempo y esfuerzo; 3. Un trastorno
compulsivo e involuntario a continuar trabajando (criterios inclusivos); 4.
Desinterés general por cualquier otra actividad (ocio, deportes, familia,
amistades, etc.) que no sea la estrictamente laboral (criterio exclusivo) (Salanova
et al, 2008).
Trabajos adictivos: ambiente laboral
Aunque
la adicción al trabajo (workaholism), está muy relacionada con
características personales, existen algunos estresores o demandas laborales
que pueden llegar a convertirse en potenciadores. Así, cuando personas
potencialmente adictas perciben la presencia de determinadas demandas laborales
específicas en sus puestos de trabajo, éstas últimas podrían multiplicar la
posibilidad de desarrollarla.
Además
de que existen determinadas demandas denominadas retadoras (challenge
stressors) que, contrariamente a cómo funcionan las demandas obstáculo
(hindrance stressors), pueden tener efectos positivos sobre el desempeño y la
motivación laboral (Lepine J., Podsakoff & Lepine M., 2005).
Estas
demandas retadoras pueden incrementar la motivación si se asocian de forma
positiva con diferentes aspectos, como el esfuerzo que se realiza a la hora de
afrontar los objetivos que se pretenden alcanzar, el que se dedica a acabar una
tarea en un tiempo límite o la probabilidad de que consiguiendo el objetivo se
obtengan determinadas recompensas (reconocimiento social, satisfacción
personal). Sin embargo, esto tiene una aplicación directa con la adicción al
trabajo, puesto que la presencia de éstos en el lugar de trabajo también
podría convertirse en un ambiente favorable para posibles adictos. Así, estas
demandas retadoras podrían convertirse en demandas potenciales de la
generación de ambientes adictivos (la sobrecarga de trabajo y la presión temporal).
Se
trata de efectos recíprocos entre las demandas retadoras y la adicción al
trabajo (workaholism). En sus intentos por continuar laborando, los adictos
pueden ir tan lejos como para crear activamente más tareas para ellos mismos.
Pueden realizar sus proyectos de la forma más complicada posible, al
desarrollar tareas innecesarias o incluso crear errores que retrasen su
ejecución para posteriormente solucionarlos (Machlowitz, 1980).
Sí
existen los puestos de trabajo adictivos, aunque hay que puntualizar que los
adictos al trabajo (workaholics) tienen una mayor facilidad para percibir las
demandas como retadoras, lo que a su vez repercute en un aumento progresivo de
su adicción (Del Líbano Llorens, Schaufeli & Salanova, 2006b).
Perfil
del adicto al trabajo
Uno de los elementos clave en la adicción al trabajo (workaholism), es la
negación de la propia persona sobre lo que le está sucediendo. El adicto
(workaholic) llega a creer las justificaciones a las que recurre ante las
quejas de su familia o de sus compañeros de trabajo (Porter, 1996a) y siempre
encuentran una explicación a su exceso de trabajo.
Perfil psicosocial del adicto
*Negación de la situación.
*Manipulación de la información.
*Comunicación interpersonal deficiente.
*Alta necesidad de control. No delega.
*Alto compromiso con la organización.
- Se lleva trabajo a casa.
- Trabaja los fines de semana.
- Trabaja durante sus vacaciones.
- Trabaja estando enfermo (presentismo)
*Sus hábitos laborales exceden siempre lo prescrito.
*Bajo rendimiento laboral a medio/largo plazo.
*Desarrollo de tareas innecesarias para justificar su exceso de trabajo.
*Problemas extra-laborales (baja calidad relaciones extra-laborales e
insatisfacción fuera del trabajo) (Del Líbano et al, 2006b).
Estrategias
de prevención
Las
acciones preventivas se clasifican en tres ámbitos. 1. Acciones individuales;
2. Acciones organizacionales; y 3. Acciones extra- organizacionales (Llorens,
Del Líbano, Schaufeli & Salanova,2006).
Además,
en función de su objetivo, se distinguen cuatro tipos de estrategias de
prevención: 1. Identificación de los riesgos psicosociales de la adicción;
2. Prevención primaria; 3. Prevención secundaria; y 4. Prevención terciaria.
Se
centran en mejorar los recursos personales de los adictos al trabajo
(workaholic).
Primero,
se debe hacer una identificación del problema; en este punto es necesario
realizar un adecuado autodiagnóstico.
La prevención
primaria, implica la asistencia a cursos específicos de formación y
constituye una de las estrategias de prevención por excelencia. Un tipo de
formación actualmente es lo que se conoce como workshops o talleres
específicos de competencias emocionales. Otro tipo implica el entrenamiento en
la reducción de la presión y el ritmo de trabajo a que están expuestos. Otra
estrategia consiste en fomentar los niveles de autoeficacia; es decir,
potenciar la creencia en la propia competencia para realizar bien conductas
futuras, deben impartirse actividades de formación para incrementarla.
En
la prevención secundaria destacan tres grandes estrategias. 1. Generar un
grupo de apoyo de compañeros en donde se movilice el apoyo social cuando el
adicto lo necesite. 2. Destacan el coaching y la consulta que se refiere a
situaciones en las que los expertos ayudan a los adictos al trabajo
(workaholics). 3. Planificación de carrera, que incluye dos componentes
fundamentales:
• Un
autoanálisis respecto a las propias fortalezas, debilidades, intereses y
habilidades, así como una valoración de los niveles de adicción en ese
momento.
•
Una oportunidad de análisis que permite identificar el rango de roles
organizacionales disponibles.
En
la prevención terciaria destacan el asesoramiento y la psicoterapia. Ambas
pretenden, mediante un acercamiento cognitivo-conductual, fomentar cambios una
vez que la adicción se ha manifestado. En varios países existen asociaciones
en las que se reúnen los adictos al trabajo al estilo de alcohólicos
anónimos (AA), donde los adictos comparten sus problemas y tratan de ayudarse
unos a otros a superarla a través de sus experiencias personales.
Desde
la nueva perspectiva de la psicología organizacional positiva, se ofrecen también
directrices de intervención, detectando a los individuos que tienen lo que se
conoce como personalidad resistente (Kobassa, Maddi & Kahn, 1982), que
actúa de forma positiva ante situaciones de estrés y que resulta una fuente
de resistencia al mismo. Los empleados con esta personalidad presentan altos
niveles de compromiso o capacidad para creer en la verdad, en la importancia y
en el valor de lo que uno es y está haciendo.
2. Acciones organizacionales
Estas
actividades se dividen en distintos niveles de prevención (primaria,
secundaria y terciaria): donde es importante que se produzcan cambios en el
clima y la cultura organizacional. La organización debe, realizar una
identificación del problema. Se trata de detectar si existe la problemática
en su empresa o en alguna área, unidad o puesto específico y quién de sus
trabajadores la padece. Normalmente, se realiza mediante una auditoría de la
adicción y con ella se reconoce que la adicción al trabajo (workaholism) es
un problema legítimo.
La
prevención primaria implica la mejora del contenido del puesto de trabajo, que
consiste en un re-diseño de los puestos que tendría como finalidad la de
generarlos para que sean sanos.
Hay
que cuidar la distribución del tiempo de trabajo, eliminando jornadas de
trabajo excesivamente largas, garantizando la flexibilización de los horarios,
la posibilidad de realizar pausas, disponer de un lugar adecuado para ello,
etc. Las pausas deben permitir desconectarse de los temas de trabajo y que la
persona pueda apartarse físicamente de su lugar de trabajo. Otra actividad
organizacional importante consiste en el diseño y gestión de programas
corporativos en el que los trabajadores puedan realizar algún tipo de
ejercicio físico, como el fitness o programas de salud. Con este tipo de
iniciativas, se logran disminuir costos, mejorar la salud de los empleados,
incrementar la productividad y las relaciones en el trabajo.
En
la prevención secundaria, es necesario intervenir en el clima y cultura
organizacional garantizando procesos de socialización anticipatoria adecuados,
donde se promueva una imagen realista del puesto de trabajo y una exposición
gradual del trabajador a las demandas del mismo, generando políticas
anti-adicción ya desde los inicios de la vida laboral del nuevo empleado
(Porter, 1996b). Otra estrategia consiste en el desarrollo organizacional, el
cual implica un programa de intervención planificado que tiene como objetivo
mejorar las operaciones internas de ésta.
En
la prevención terciaria se puede diferenciar dos estrategias fundamentales:
a.
La institucionalización de los Servicios de Seguridad y Salud Ocupacional.
Pueden reducir el estrés en general y la adicción al trabajo mediante cinco
estrategias fundamentales.
I.
La monitorización, realizando auditorías y evaluaciones personales que les
permitirán desarrollar programas preventivos.
II.Coordinar
los esfuerzos de expertos provenientes de distintos campos, así como integrar
niveles de análisis y aproximaciones distintas.
III.
Proporcionar servicios de asesoramiento dirigidos a aquellos trabajadores con
problemas, en nuestro caso adictos al trabajo.
IV.Derivar
al trabajador adicto a servicios de salud (mental) especializados.
V.
Desempeñar el rol de rehabilitadores de los trabajadores en proceso de
recuperación de la adicción al trabajo.
b.
El diseño de los Programas de Asistencia al Empleado (PAE). Originalmente
estos programas fueron desarrollados para trabajadores alcohólicos,
actualmente se aplican a problemas de estrés laboral en general, y en el caso
de la adicción al trabajo (workaholism) en particular. Estas actividades de
asistencia implican la prevención, identificación y tratamiento de problemas
personales que afectan negativamente al desempeño laboral.
3. Acciones extraorganizacionales
La
adicción al trabajo (workaholism) debería considerarse como un problema
familiar, ya que surge de y es mantenido por dinámicas no sanas (Hayes, 1991).
Además, tiene su impacto sobre la familia. Robinson & Kelley (1998) señalan
que los padres adictos al trabajo crean un ambiente familiar que incrementa la
probabilidad de generar problemas psicológicos en los hijos, como mayor
ansiedad y depresión. Además, las parejas de estos se sienten ignoradas,
solas, relegadas a las demandas de ellos, controladas, necesitadas de
atención, consideran que su relación es demasiado seria y se sienten
culpables e inseguras respecto de su propia salud mental (Robinson, 2000). En
este sentido, es aconsejable la realización de terapias familiares, en las que
se explica a las personas más cercanas a él, en qué consiste su enfermedad y
se les da una serie de pautas a seguir para ayudarles a superar su adicción.
En el ámbito social sería muy importante que se realizaran campañas en las
que se advirtiera a la población, primero de la existencia de esta patología,
de su aparición cada vez más común en las organizaciones y, después, de las
consecuencias negativas que implica a nivel individual, grupal y social.
La
adicción al trabajo (workaholism) es un problema psicosocial que como tal
conlleva consecuencias negativas para el trabajador (ansiedad, conductas
compulsivas, aislamiento social, etc.), para la organización (disminución del
rendimiento, conflictos sociales, etc.), para la familia y para los ambientes
extraorganizacionales (divorcios, problemas familiares, disminución de las
redes sociales, etc.). Y en la salud, no es extraño que aparezca: depresión,
hipertensión, infartos, accidentes cardiovasculares, úlceras de estómago y
hasta intentos de suicidio.
El
trabajo, fuera de control es realmente dañino y puede acabar con la vida de un
trabajador que todos creían camino al éxito.
Adicción al trabajo (workaholism).
Patología psicosocial del siglo XXI. Por Enrique Catañeda Aguilera